domingo, 14 de septiembre de 2014

Salvados por la campana


No os voy a ocultar que la Fórmula E no me tiraba para nada ya desde que a primeros de año se supo que se ponía definitivamente en marcha tal que ayer mismo. No le veía la gracia en enero pasado [Salvar el negocio] y lamentablemente, tampoco se la vi hace unas horas sobre el circuito de Beijing, hasta el punto de que abandoné el visionado de la retransmisión al poco de que los participantes realizaran el pertinente cambio de coches.

Obviamente me perdí el aparatoso accidente provocado por Nicolas Prost sobre Nick Heidfeld en el último giro, y aunque pude verlo posteriormente, el hecho en sí no me aportó nada salvo la sensación de que al invento en su conjunto, lo había salvado la campana ya que sin ese estúpido incidente que podía haberle costado muy caro al piloto alemán, la prueba que abría el campeonato de Formula E habría pasado sin pena ni gloria ya que la improvisación fue la norma general en la jornada de estreno.

Así las cosas, se habla de éxito relativo mientras se pide cautela, pero si bien es cierto que hay que darle a la Formula E un cierto margen porque está recorriendo sus primeros pasos, no lo es menos que lo visto ayer sábado delataba que la necesidad de cumplir los plazos, convirtió Beijing en un sí es no es que no pasaría un mínimo corte en cuanto a espectáculo.

Lo primero de todo sería valorar en negativo la brevedad de la cita. Entre entrenamientos, calificación y carrera, la cosa no pasó de las 4 horas y así es lógico explicar que aunque las gradas no estaban tan vacías como se presuponía, al haber pocas (a gradas me refiero), no se notó en exceso que el público no se sintió especialmente atraído por el evento y que las autoridades chinas abordaron la carrera inaugural, con lo que ello implica, con bastante menos interés del que se nos ha vendido.

En las redes sin embargo, ocurría todo lo contrario, lo que no es una novedad en sentido estricto ya que la organización había mostrado con mucha antelación su intención de potenciar las carreras a través de las redes sociales, incluso permitiendo a los aficionados interaccionar en las mismas con el llamado fan boost. Pero aquí viene donde la matan porque la realización visual me pareció sencillamente pésima, tanto que acabé hasta las trancas del uso abusivo que se daba a las cámaras on-board y ello a pesar, lo admito, de que este tipo de tomas me ayudaron a mitigar lo extremadamente soso que se me antojaba el trazado en los planos generales.

Tampoco pretendía pedir peras al olmo, no os creáis. Un circuito urbano es lo que es y cuando se lo acoraza con hormigón y vallas la cosa no puede sino empeorar visualmente hablando, de forma que por la propia idiosincrasia del fenómeno Formula E, que como sabemos de sobra se va a disputar al completo en trazados urbanitas, el espectáculo debía estar depositado en pista, pero la escasa velocidad alcanzada por los vehículos, la necesidad de estos de frenar con mucha antelación para recargar baterías y que todos ellos tengan la misma base mecánica, complicó bastante el asunto salvo en casos muy puntuales. Y al hilo, decir que tampoco ayudó mucho que la prometida fase más tensa de las pruebas, la del cambio de monoplaza, se desarrollara en unos boxes de aspecto desolador y con la práctica totalidad de la parrilla acometiendo practicamente a la vez la sustitución de vehículo.

Podría extenderme pero no es cuestión de abusar, así que como colofón no me queda otra que decir que como carrera de coches elétricos me sentí bastante defraudado.

La prometida velocidad punta superior a los 220 km/h. se quedó demasiado lejos de los casi 175 que se obtuvieron. La parrilla en su conjunto parecía un saldo de pilotos que participaron o han estado ligados a la Fórmula 1, y aunque se está pidiendo que no se tracen puentes comparativos con esta última, la verdad es que obviar este punto crítico de la Formula E es rechazar la idea de que la organización del campeonato y las escuderías, al recurrir a tanto piloto conocido precisamente por haber estado relacionado de una u otra forma con la F1, están haciendo impracticable este ejercicio de neutralidad que se nos pide.

Así que lo dicho al comienzo, la fea cerrada que le hizo Prost a Heidfeld salvó in extremis un espectáculo que en mi humilde opinión precisa de no contaminarse cohabitando con otras carreras, precisamente para que nadie haga comparaciones y pudiera llegar a entender acaso, que la Formula E tendría muy poco recorrido incluso como telonera de otras disciplinas.

Os leo.

3 comentarios:

  1. Yo la vi completa y solo puedo decirte ¡Amén, hermano!

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  2. A mí se me olvidó que la retransmitían jugando con el niño en la piscina. Ví un trozo en youtube y saqué un par de conclusiones: que el circuito era una verdadera chapuza, con unas chicanes de circuito de kart, y que los monoplazas pierden mucho, muchísimo, en movimiento. Dinámicamente hablando, si es que se puede decir así, son un desastre, con esos carenados horrendos en las ruedas delanteras. Había momentos en que creía estar viendo una carrera de sides. Tampoco ayudaba demasiado la decoración hortera de los monoplazas.
    Un aspecto que me pareció positivo es que esos coches tienen poco agarre y se iban de lado en alguna curva. Quizás en otro tipo de circuito hubieran lucido más.
    Realmente los imagino corriendo en pistas tipo escalextric como los coches de Meteoro de mi infancia.

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  3. Otra cosa, la actitud de Prost después del accidente me pareció incalificable. Ni se acercó para ver si a Heildfeld le había pasado algo, a pesar de tenerle a cuatro metros bajo su coche desguazado. Este hará bueno a su padre.

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