Miopía

Si la panda de payasos que dirigen la Fórmula 1 se hubiera encargado de gestionar la evolución, a buen seguro no habríamos pasado del estado de microorganismos, si acaso, adornados con algún alerón que otro. 

La evolución es tránsito, destilación de ideas por pura y dura oposición a otras peores o mejores en un proceso de adaptación, que termina por beneficiar la supervivencia de los ecosistemas. Así, si un par de pulmones se muestran más solventes en tierra que unas agallas, quien gana terreno y se queda es quien mejor rentabiliza el oxígeno del aire y de inversa manera, quien domina el agua es quien mejor está habilitado para ello, salvo que algún mamífero demuestre que es capaz de solventar las exigencias del medio en que se desenvuelve adecuándose a él, como hacen los cetáceos, algunos ofidios, etcétera, etcétera.

No pretendo aburriros con disquisiciones en ajenas a la Fórmula 1, pero imaginad por un momento que en 1976, un ejemplo relativamente cercano, la FIA obligara a todos los vehículos a llevar 6 ruedas, o que al año siguiente, toda la parrilla estuviera enfocada por normativa a desarrollar un motor turbo que por entonces estaba en pañales, o los pontones en ala invertida, o cualquiera otra de esas ideas que necesitaron de tiempo y mucha acumulación de errores hasta lograr imponerse...

Desde luego nos habríamos perdido momentos irrepetibles que adornan la historia de nuestro deporte, pero lo peor de todo es que la hipotética ingerencia federativa habría tenido el mismo corto recorrido que está teniendo en la actualidad, porque al no existir convivencia entre planteamientos ni alternativas, ni siquiera Adrian Newey habría tenido la posibilidad de demostrar que la aerodinámica podía ser explorada hasta el punto en que ha llegado a nosotros.

Comprendo perfectamente que algún iluso se ponga cachondo con el actual estado de cosas, pero lo que jamás me entrará en la cabeza es que reniegue de la libertad creativa, a la plena me refiero, dando por bueno un escenario que solo atiende a las cuentas de resultados cuando en la pista, la mediocridad regulada es la norma.

Un ejemplo, los frenos brake by wire. No conozco a ningún experto o pseudo experto que en sus explicaciones no haya mencionado que el sistema está en fase de evolución y por ello provoca problemas a pilotos e ingenieros. En cristiano, que queda mejor: se nos está diciendo que una herramienta que no está completamente desarrollada, tiene que ser entendida por cojones mientras alcanza su máximo rendimiento, lisa y llanamente porque el reglamento lo impone.

Poned neumáticos o cualquier otra área de la actual competición que debe ser comprendida por bemoles, y obtenemos inmediatamente el cuadro desolador que estamos contemplando.

Si hay un límite de consumo para toda la prueba, ¿por qué hay un caudal por hora y una estimación que no se puede sobrepasar durante las primeras vueltas? ¿No sería mejor que cada cual hiciera de su capa un sayo con tal de que se cumpliera con el límite de los cogieron? Si una moderna UP viene a producir la misma potencia neta que un V8 atmosférico de 2013, ¿quién ha sido el imbécil que ha pensado que era mejor la sustitución radical de los segundos por los primeros? Estipulando un consumo máximo de combustible, ambos tipos de propulsores podrían haber convivido perfectamente, incluso abriendo posibilidades que hoy por hoy están cegadas...

Todos con aletas, todos con patas. Pero todos infelices pensando por qué demonios no funciona nada en el reino de la miopía más cortoplacista y rácana.

Os leo.