La situación que atraviesa Caterham una vez hemos dejado atrás el ecuador de la sesión, es literalmente como para tirar a la basura.
A los ya conocidos problemas económicos que asediaban a la malasia desde hace al menos dos temporadas, se ha sumado durante la corriente una concatenación desastrosa de circunstancias funestas que no han hecho otra cosa que agravar su difícil situación económica, hasta el punto de proponerla como la más firme candidata a abandonar la parrilla a finales de año.
Y es que el futuro inmediato de Caterham pasa por aguantar como sea con un chasis demasiado endeble que para colmo, va propulsado por una unidad de potencia muy escasita que en palabras de la propia Renault, no alcanzará el 100% de prestaciones y fiabilidad hasta primeros de 2015, lo que nos pone en que las proximas carreras van a suponer para la hasta hace poco estandarte del emporio Tony Fernandes, una fea ratonera de la que va a ser muy complicado salir.
Imposibilitada para centrarse adecuadamente en el vehículo del año que viene por las carencias económicas y por una absoluta falta de confianza en el rendimiento del hoy por hoy su motor, la de Leafield ha quemado todas sus naves y debe resistir como sea en este 2014, haciendo incluso de tripas corazón y apostando porque algún piloto provisto de dinero contante y sonante, cash, que dicen los finolis, pague por ocupar uno de sus asientos oficiales en una o dos ocasiones puntuales, incluso sacrificando a Marcus Ericsson, un piloto que a mi humilde modo de entender las cosas, merecería mostrar sus aptitudes en un equipo al menos más sólido, pero que a pesar de lo que abonó a comienzos de temporada por su baquet en un CT05, podría verse fuera si la ocasión lo requiriera.
En Fórmula 1, sin dinero no eres nadie, aunque siempre cabe poner todos los huevos en la cesta de la suerte, y se ve que en este sentido a Caterham la ha mirado un tuerto porque razonablemente, se puede decir que desde Melbourne, a la malasia no le ha salido nada a derechas, como les ocurre a los pobres que juegan a ser ricos en las malas películas. Tanto es así, que después de los dos abandonos en el pasado Gran Premio de Hungría, Leafield sigue agotando su escueto margen para llegar entero a 2015, replicando nota a nota lo que sucedió con HRT en 2012.
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