viernes, 11 de julio de 2014

Viernes sin sal


Los viernes por la tarde son espacios, cómo decirlo, como el pan sin sal, que diría mi abuela. No son fin de semana en sentido estricto y tampoco son un día laborable como el martes o el jueves, por ejemplo, porque precisamente, a nuestra espalda queda un vacío que nos impide llenarlo como Dios manda.

Para gente como yo, autónomo acostumbrado a estar colgado del teléfono, el quinto día juliano todavía es más extraño si cabe porque de pronto se hace el silencio... Incluso este blog se vuelve tremendamente silencioso...

Me he acostumbrado, tanto que ya no tengo miedo a ponerme a escribir sea cual sea la hora de un viernes cualquiera. Como ocurre hoy, ahora, cuando sabiendo que esta puede ser una de esas entradas que quedan clavadas en el corcho de los esfuerzos inútiles, en el fondo sé que servirá para completar un esfuerzo mayor en el que tengo depositadas algunas esperanzas: dejar de sentirme pesadamente solo, por ejemplo.

Hace menos de un mes, con ocasión de las 24 Horas de Le Mans, se me ocurrió la tontería [25 Tomas de Le Mans] de celebrar desde casa la carrera publicando una entrada cada hora. Hubo quien me insinuó que no veía el por qué, pero como soy de los que opinan que a veces los por qué son lo que menos interesa, me puse a ello con la ingenuidad de quien piensa que todos los retos son asumibles. 

No lo era. Este en concreto era especialmente jodido aunque lo comprendí demasiado tarde. A pesar de ser perfectamente capaz de saltar de aquí a allá interpretando la realidad a mi manera, manteniendo el interés del hilo con una media de 400 palabras por texto y sin nadie que me relevara, al comienzo de la madrugada comenzaron a flaquearme las fuerzas y sobre el amanecer, la posibilidad de hacer victoria se iba literalmente al carajo. Me duché, desayuné y continué sabiendo que nada iba a ser lo mismo. A las 15:00 horas del domingo, cruzaba la meta con algunas vueltas perdidas...

Hace poco tiempo, revisando las estadísticas del blog me llevé una bonita sorpresa. El esfuerzo de aquella dura jornada no había sido tan estéril como pensaba incluso con derrota incluida. El nivel de lecturas ha ido subiendo conforme transcurrían las semanas y hoy es el momento en que nadie diría que entre las 3 de la tarde de aquel sábado y la misma hora del día siguiente, este lugar no se comportó como viene siendo su sana costumbre.

Desde febrero pasado ando escribiendo un libro sobre Fórmula 1, desde junio he vuelto a los lápices para dibujar coches de carreras y en 20 días, Nürburgring cumplirá 7 años de vida con más de 2.000 entradas a sus espaldas. Esta tarde pertenece a un viernes sin sal como otro cualquiera, pero casi mejor reflexiono sobre el silencio y la soledad dentro de un mes, más o menos, no sea que vuelva a llevarme otra sorpresa y descubra lo equivocado que estoy al mirarlo con algo de perspectiva.

Os leo.

4 comentarios:

  1. Ottia, no sabía lo del libro... me lo apunto, en la "B" de "Benditas drogas sanas o echar un garbeillo mañana, tarde y noche por donde Orroe, a ver que cuenta de bueno". Un saludo, Jose.

    ABB

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  2. Tu trabajo me parece espectacular aunque a veces no te lo hagamos saber , gracias por él.
    un saludo de un fiel

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  3. Buenos días ;)

    ABB ;) Va para largo todavía, pero pretendo ir compartiéndolo con vosotros a cachos, capítulo a capítulo ;)

    Nacho ;) No, si ya os digo siempre que lo mejor de todo es que me divierto y os hago divertiros un rato, con eso me doy por bien pagado, te lo juro, pero te quedas de una aire cuando crees que has hecho un esfuerzo que muchos llamarían inútil y descubres a las pocas semanas, que la mayoría de entradas ya han pasado de las 250 visitas y hay un grupito de ellas que anda por las 300 y pico XDDDD

    Un abrazote y gracias a los dos ;)

    Jose

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  4. El trabajo bien lo merece, menudo curro te diste bribón.


    King Crimson

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