La espalda de Bottas

Voy a abandonar momentáneamente el dircurso oficial al que nos obliga el Gran Premio de Gran Bretaña, porque al paso que vamos, tanto Red Bull, tanta FIA y tanto Vettel me van a terminar provocando alitosis.

En fin, el british Grand Prix nos ofreció un montón de cosas más, por fortuna, y entre ellas, la estupenda actuación de Valtteri Bottas.

Sí, soy consciente de que el finlandés de Grove terminó segundo a 30 segundos de Lewis Hamilton. También sé perfectamente que el compatriota de Kimi partía desde la posición 14 y que si la gesta la hubiese firmado otro, a buen seguro hoy tendríamos aunténticos ríos de tinta con los que entretenernos. Pero Valtteri es un tipo de perfil bajo y tiene apellido raruno, que diría aquél, así que por estas y otras cosas entre las que se encuentran las que sucedieron ayer, me apetecía señalarlo como uno de esos pilotos que tienen la asombrosa capacidad de ponerse el equipo en que milita a las espaldas y por qué no decirlo: liderarlo desde las sombras.

Williams viene de una trayectoria más cachonda que el apellido del ínclito, que ya es decir. Tras años y años de haber andado flirteando con el abismo, esta temporada ha habido conjunción de astros sobre la escudería británica y lo cierto es que Grove está aprovechando la coyuntura. Un chasis solvente y rápido, un motor potente y fiable y dos pares de manos bastante fiables al volante de los dos vehículos, son las actuales señas de identidad de un equipo que hasta quien dice anteayer, parecía totalmente desaparecido en combate.

La estocada que supuso la salida de Pastor Maldonado con el sobre de PDVSA debajo del sobaco, parecía insinuar para Williams una sesión 2014 peor que las anteriores, pero la elección de Mercedes-Benz como sustituto de Renault ha sido mucho más sabia de lo que muchos pensábamos. También ha llegado Martini y algo mágico ha pasado que no sabría en qué términos concretar, pero que ha servido de total revulsivo para la escuadra que dirige Claire, hasta el punto de que el milagro parece estar practicamente servido.

Y el caso es que legítimamente, Williams se contenta este año con sumar y sumar puntos de cara a conseguir escalar en la tabla de constructores y obtener así el necesario dinero para 2015. Sí, ya sé que hay quien ve en todo esto un síntoma de excesiva cautela o de pérdida de punch, pero a mí no me lo parece. Conocer los propios límites es tan importante como saber a qué punto se dirige la actividad y en este sentido, el objetivo de Grove está meridianamente claro: abandonar definitivamente la cola de la parrilla para prosperar y sobrevivir en lo alto de la misma hasta que termine la temporada.

Y aquí entra Valtteri, un tipo que ya ha demostrado sobradamente que es capaz de explorar desde dentro de lo razonable los límites impuestos por la escudería, que extrae del FW36 ese puntito que alberga de más, que aprieta a Felipe y al wall y a todo lo que se le ponga por delante, de forma que origina a su alrededor una sinergia positiva que arrastra inevitablemente a Williams a mejorar y pulir las expectativas fijadas a comienzos de año.

Seguramente Grove acabará firmando una de sus mejores sesiones de la última década y media. Muy posiblemente lo hará terminando por detrás de Mercedes AMG y Red Bull y por delante de Ferrari, pero si lo consigue no habrá sido por tener claras las ideas y ser autocomplaciente con ellas, sino por contar con un individuo apellidado Bottas, cuya nivel de exigencia personal y profesional le está llevando a poner sus amplias espaldas al servicio del anhelo común, dando réplica a las esperanzas depositadas en él donde hay que hacerlo, en la pista, carrera a carrera y siempre con la cabeza fría.

Os leo.