Que en una misma frase puedan convivir el circuito Gilles Villeneuve de Montreal y Pastor Maldonado viene a ser como dejar en un ascensor encerrados a Karmele Marchante y Jesús Mariñas, que tarde o temprano surgirá aquello de ¡que te calles, Pastor! entre los restos del vehículo del de Maracay.
Dios quiera que me equivoque de plano y que de suceder lo que parece un seguro en las quinielas, el tozudo piloto de Lotus se mantenga en pie el próximo lunes para decirnos que en el Red Bull Ring vendrá la buena. Cruzo los dedos por ello.
Y es que hablar del trazado quebequés es hablar de muros y vista la querencia mostrada por el sudamericano por empotrarse en ellos, conviene empezar a encender alguna vela que otra porque en Montreal las paredes no perdonan y Maldonado hace carreras que corre en tiempo de descuento y por tanto, apretado por las prisas.
Su salida de Williams fue cualquier cosa menos serena. Entre acusaciones de que le habían tangado el vehículo y le habían hecho la vida sosa, Pastor se llevaba los dólares de PDVSA de Grove a Enstone en plan represalia, como diciendo ¡ahí os quedáis, pandilla de ingratos! Pero en Lotus se ve que estaban esperando más a los billetes verdes que a las manos de quien los traía, y entre que el maracayero escogía el número 13 como distintivo en un acto heróico sin paliativos, y que la británica comenzaba la temporada con el pie absolutamente cambiado, al compañero de Romain se le empezaban a acumular los inevitables muros que hay en Fórmula 1 y desayunaba y almorzaba con ellos, y soñaba también con ellos a la hora de acostarse, y sin duda llegáronle a producir pesadillas.
Nos podremos reír de lo que le pasa a otros pilotos pero lo de Maldonado es la monda, y sería causa suficiente como para esbozar una sonrisa maliciosa si no fuera porque él juega totalmente en serio y eso es precisamente lo que me gusta.
Recuerdo aquel podio en Barcelona en que Kimi y Fernando lo elevaron por encima de sus hombros y aquella instantánea surgida momentos después, en la que venciendo al humo y al fuego, Pastor nos brindaba una hermosa imagen al respecto de que antes que conductor un piloto siempre es hombre...
El venezolano no se merece lo que le está sucediendo y aunque es tan víctima como culpable, lo reconozco, la sangre de mis ancestros del Baztan y las tierras bajas de Gipuzcoa y orientales de Navarra, me susurran al oído que como tantas veces he hecho en este mismo lugar, resalte esta tarde sus luces para que sus notables sombras no terminen por engullirlo en Canadá.
El de Lotus y el Gilles Villeneuve. Quién coño sabe a estas alturas si tamaña conjunción de circunstancias no resalta en plan metáfora, lo dura y tramposa que resulta la vida también para nosotros, pilotos de pago que elegimos sin saberlo el número 13 y vendemos cada día nuestra alma al diablo con tal de llegar enteros a casa al final de la jornada, para soñar al acostarnos, totalmente agotados, con esos muros que son un riesgo pero también la frontera entre nuestro hoy y nuestro mañana.
Os leo.
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