Mambo number 5

El Altísimo me libre de meterme en camisa ajena para insinuar lo que alguien debe hacer o lo que no, pero honestamente tengo que decir que Mercedes AMG perdió en Canadá dos bonitas oportunidades para demostrar que Ros Brawn no resultaba tan imprescindible como imaginamos algunos. La primera impidiendo que Nico se saliera con la suya y la segunda, cerrando la boca después de la carrera porque abriéndola a destiempo, lo único que ha conseguido es echar más leña al fuego.

Que sí, que a la FIA le pareció normal que en zona de DRS un piloto se salte una chicane para neutralizar el ataque de su compañero después de haber cometido un error de párvulo. Que sí, también, que el alemán dice que aflojó en las curvas 1 y 2 y ahora anda pidiendo que se aclare la norma que impide atajar. Y que sí, por supuesto, que era la primera vez que ocurría y tal...

Pero vayamos por partes, que diría aquél.

En una zona doble de DRS con un solo punto de activación como la que existe en el Gilles Villeneuve, lo normal entre dos vehículos con similares prestaciones es que la primera le sirva al atacante para preparar el asalto definitivo en la segunda. Precisamente lo que hizo Lewis con inmaculada destreza a lo largo y ancho de las dos vueltas anteriores: preparar el solomillo para comérselo en su puntito de vuelta y vuelta, poco hecho, vamos, pero aun así, bien elaborado.

Y lamento decirlo, pero en estas situaciones no hace puñetera falta enseñar el alerón ni venirse demasiado arriba. Abres el DRS porque estás a menos de un segundo y el reglamento lo permite, mantienes la cabeza fría y te colocas a la cola del objetivo para llevar la mayor, elegir el sitio, y si hay suerte, provocar que la víctima cometa un error fatal. Precisamente lo que hizo Hamilton ganando la trazada y originando que Nico perdiera los nervios.

Y es que se nos olvida que Rosberg la caga desde antes de la entrada a la curva 12 porque tiene los ojos puestos en los retrovisores en vez de en la pista. Y lógicamente bloquea, y obviamente reacciona tarde y acorta por donde no se debe, saliendo del mal trago como un puñetero misil porque no quiere ser adelantado, manteniendo además el acelerador a fondo en la recta de tribunas porque sabe que de otra forma está totalmente vendido.

A cualquiera con dos dedos de frente se le ocurre pensar que Nico muestra una clara intención de pasarse la norma por el forro de los cogieron ya que sabérsela se la sabe. No tiene que devolver la posición porque en sentido estricto jamás la ha perdido a pesar del errorcito de principiante cometido a la entrada de la chicane, y sale de rositas porque la FIA tiene otras preocupaciones que mostrarse minimamente coherente con las reglas que alumbra, pero Mercedes debería haber actuado de oficio porque el premio de la aventura estaba claro: Rosberg quería seguir siendo primero para parar antes que Hamilton a cambiar de gomas y continuar así llevando la batuta en la carrera.

Mercedes no lo hace y bonifica a su piloto cabroncete permitiéndole entrar a garajes antes que Lewis y dejando a este que se quede con las migajas y manifiestamente encabronado. Para más bemoles, la de la estrella de tres puntas luego se queja de la fogosidad de sus pilotos y de cómo tanto calentón sobre el trazado ha provocado el apagón en las unidades de potencia; y rizando el rizo de la estulticia, al final de todo avisa que a lo peor hay órdenes de equipo a partir de Austria...

¿Y qué tal si empieza por quitarse la empanada de encima o en su caso la careta, poniendo algo de orden entre sus pilotos y mostrando que en Brackley hay alguien que sabe llevar las riendas?

¿Qué fue lo que pasó? Lo que dejé escrito antes de la prueba [Roscoe lo sabe] mientras escuchaba a Lou Bega cantando Mambo No. 5, que Lewis cada vez tiene menos razones para confiar en su escudería. En todo caso, son cosas que solo entendemos los perros.