Mi buen amigo Elías me tiene dicho que los austriacos llevan mucho
más peligro que los alemanes y hete aquí que he recordado su aviso al
ver a don Dietrich el de la sonrisa amplia, achuchando a la FIA en la esquina del cuadrilátero con aquello de que Red Bull podría dejar la Fórmula 1.
La amenaza no es creíble aunque la escopeta de la que ha partido sí
merece ser tomada en consideración. Al magnate de las bebidas
energéticas no le gusta lo que ve —fundamentalmente porque a su equipo
tampoco se le ve mucho ultimamente—, y sin pensárselo dos veces ha
salido cual portero de discoteca a repartir algo de leña para que a
partir de ya mismo, cada cual sepa a qué atenerse.
Es curioso, leyendo lo que ha dicho el
austrocroata inmediatamente ha cobrado sentido aquel chiste del tipo que
va al dentista y cuando este coge la jeringuilla con la anestesia, le
agarra inmediatamente del paquete para decirle: ¡A que no vamos a hacernos daño?
Y es que sí, Red Bull, que tan poco gasta en publicidad directa en
los medios y en otras cosas porque solo patrocina eventos y deportistas,
vamos, que lo suyo es implicación indirecta, pero de libro, va y tiene
literalmente agarrada por los huevos a la FIA.
La macroempresa de Mateschitz salvó el WRC y ERC en 2012,
convirtiéndose en su promotor con letras mayúculas aunque lo haya
escrito yo en chiquitito, como me pedía la frase; así mismo, es
propietaria del Red Bull Ring, circuito que como sabemos de sobra,
albergará el Gran Premio de Austria de Fórmula 1 este mismo año; además,
dispone de dos equipos: Toro Rosso y Red Bull, con lo cual, si
desaparecieran porque la amenaza va en serio, la parrilla solo
dispondría de 9 integrantes y a la FIA y al FOM les caería la de Dios es
Cristo en cuanto a cumplimiento de los acuerdos que tienen vigentes con
las televisiones…
Sí, Dietrich el de la sonrisa amplia sostiene la sartén por el
mango y ha hecho valer su posición, con lo cual, me animaría a decir
que el 14 de abril próximo, a Daniel Ricciardo y a su escudería les
devolverán los puntos perdidos en Melbourne y que sufriremos a cambio
una pequeña convulsión en la fuerza que pasará como un catarro, porque quien tiene que hacer las cosas para satisfacer al austriaco, las hará, sin duda.
Sin embargo, llegados a este punto me gustaría reflexionar sobre el
careto de hormigón que se gasta el tipo. En 2010, cuando aquello de Fernando is faster than you,
Mateschitz afirmaba que prefería que su escudería quedara segunda a
ganar como Ferrari, y a finales del mismo año, decía también que Red
Bull no manipula las cosas como hace Ferrari, aunque al año siguiente,
ya sin la de Maranello como ejemplo y sombra, comenzaría a cambiar de
argumentos como Groucho Marx de principios, para culminar su éxito sin
paliativos en 2012, participando activamente en el golpe de estado que
originó que con un puñado de carreras disputadas, Pirelli, con la
aquiescencia de la FIA, diera el campeonato a la de Milton Keynes sin
que hubiésemos llegado a agosto.
Este año hemos madrugado, cabe reconocerlo. Red Bull se ha puesto las
pilas bien temprano y no está dejando títere con cabeza con tan solo un
Gran Premio a la espalda porque quedó descalificada en Albert Park,
tanto que Dietrich Mateschitz ha comentado recientemente: «Desde
nuestra perspectiva hay un claro límite que no podemos aceptar. La
cuestión ya no es si la Fórmula 1 tiene un sentido económico para
nosotros, sino qué valor deportivo tiene y la influencia de la política
en este deporte.»
¿Política. Ha mencionado el austriaco el término política cuando está
removiendo cielo y tierra para revertir una decisión deportiva del
máximo organismo, movilizando además a los medios y cuanto se menea para
lograr su propósito, una vez más, en vez de acatarla y demostrar en
pista que lo que diga la FIA se la refanfinfla? ¿Política…?
Mi buen Elías: Achtung, achtung, achtung! Han llegado los
austriacos los últimos y se creen que todo el monte es orégano y además
les pertenece. Y lo peor de todo, la FIA puede darles la razón, otra vez
más, como siempre.
Este señor utiliza la palabra "política" igual que muchos políticos la palabra "democracia": Para limpiarse el culo. Mucho cuidadín con la decisión de la FIA: Si después de lo del año pasado y de la secuencia de los hechos en Australia devuelven los puntos a Ricciardo más de dos vamos a estar al límite de la paciencia con esta competición. Saludos
ResponderEliminarYo esta vez confío en que Red Bull se la tenga que comer con patatas, pues el resto de equipos, sabiendo que los sensores de flujo no eran fiables al 100%, acataron las advertencias de los Comisarios.
ResponderEliminarLo mismo en RB se marcan un Multi21 con los sensores de nuevo este domingo dejando a la FÍA entre la espada y la pared a la espera del resultado de la apelación.
Saludos.
A vueltas con el ahorro de combustible, que es lo que va a acabar de joder la fórmula 1. Si se quiere ahorrar combustible de forma significativa que se eliminen del calendario las carreras de Malasia, China y Abu Dhabi y se vuelva a Francia y Portugal. El año que viene el enano loco quiere que se corra también en Azerbaiyán, ¿estamos locos o qué?
ResponderEliminarEl que quiera ver carreras sin gasto de combustible que se apunte al escaléxtric de Agagggg.
A Red Bull se le ha ido la olla. Siguiendo su interpretación del reglamento puedes poner un coche en pista con 50 kg menos del permitido y decir que es la báscula de la FIA la que está mal.
ResponderEliminarEn definitiva, puedes pasar por alto (por esa zona corporal que todos sabemos) toda la normativa argumentando que los aparatos de medida de la FIA son incorrectos.
Incorrectos o no, la FIA mide a todos los equipos con el mismo material, luego es obvio que al ser igual para todos hay que cumplirlo. Espero que esta vez no haya cambalaches extraños porque en caso contrario el tufo va a ser insoportable.
Un saludo!
ResponderEliminar¡Pues, sí! 11 - 2 = 9 y falta uno. ¿Cuándo empezó a hablarse el año pasado de buscar equipos candidatos a las licencias vacantes? ¿Antes o después de Montreal? Allí ya era evidente lo que pasaría con las gomas y que era parte de una lucha soterrada entre FIA y FOM.
A Bernie siempre le han gustado los austriacos, tal vez incluso más que los británicos. Repasen su biografía. Los cafés vieneses han sido a lo largo de la historia lugar de conspiraciones y revoluciones y eso marca un carácter especial.
Según una conocida anécdota, el político austriaco Heinrich Clam-Martinic, al ser preguntado por la posibilidad de que estallase la revolución en Rusia, afirmó: "¿Y quién se supone que va a hacer la revolución? ¿Quizá el Sr. Bronstein desde el Café Central?" Al Sr. Bronstein le conocemos hoy como León Trotsky; vivió en Viena como emigrante desde octubre de 1907 hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial y era un asiduo del Café Central, donde solía jugar al ajedrez. Pero frecuentaban esos cafés algunos revolucionarios más que ya apuntaban maneras: Hitler, Stalin, Tito (http://www.bbc.com/news/magazine-21859771). Viena fue también la cuna de la revolución psicoanalítica (Sigmund Freud), de la sionista (Theodor Herzl) y de la revolución sexual (Wilhelm Reich).
Claro que frente a aquellas historias las maniobras de Mateschitz, Wolff o Lauda parecen juegos de niños. Y siempre habrá quien se las tome a broma, como Clam-Martinic, sin ser capaz de ver lo evidente y sus consecuencias. También es cierto que estos juegos los vemos desarrollarse en directo, y es lo más cerca que vamos a estar de aquellas grandes historias. Apasionante.
¡Saludos al anfitrión y a los invitados!