Con la de hoy, Sebastian ha perdido tres jornadas de trabajo y su
equipo, cinco. No parece en todo caso un saldo como para echar cohetes,
menos si cabe si los más directos rivales de la austriaca llevan la
intemerata devorando kilómetros y recabando datos en pista, pero como
diría aquél: es lo que hay.
Sin embargo, a pesar de la suma importancia que tiene todo esto en
apariencia, o que se le está dando, que viene a ser lo mismo, no
conviene pasar por alto que el RB10 utilizado por Red Bull hoy en Sakhir
era básicamente muy parecido al que tuvo problemas en Jerez, lo que
bien nos podría situar ante la circunstancia de que Adrian Newey no haya
tenido tiempo de implementar todavía sus soluciones y Milton Keynes
haya preferido jugársela en Bahrein con algún que otro apaño, que verlos se han visto.
El resultado no lo cambia nadie, desde
luego, pero convendría también, que no olvidáramos que en 2012 la
austriaca modificó radicalmente la zaga de su RB8 en los compases
finales del último entrenamiento oficial de aquella pretemporada
(Montmeló), o que en pleno cambio de normativa, la británica Brawn se
pasó por el forro de los cogieron la práctica totalidad de las pruebas
iniciales y así y todo, arrasó en 2009.
Quiero decir con todo esto que la cosa pinta mal pero no tanto como
para dar la sesión por perdida de antemano. Red Bull dispone de recursos
y aunque no lo parezca o nos cueste recordarlo, cuando toca, funciona
como un reloj suizo o un ejército de hormigas porque hace ya tiempo que
dejó de ser una escudería bisoña.
Es cierto que se podría decir que ha cundido el pánico, que entre
acusaciones y señalamientos todo lo que rodea a la de Milton Keynes
parece una jaula de grillos, pero si me aceptáis un consejo que no me
habéis pedido, os diría que yo no vendería la piel del oso tan pronto.
En cierto modo me gusta lo que está sucediendo, para qué voy a
negároslo. La Fórmula 1, en su más amplio sentido, también es esto:
luchar contra el cronómetro donde rara vez se aprecia; pasar de jugar a
la defensiva a golear al contrario en los cinco últimos minutos de
partido; no darse jamás por vencido; superar el cansancio y la presión, y
tratar de dar la vuelta a la tortilla a base de meter horas y horas.
Asumir en definitiva, que se puede ofrecer una imagen de agonía ante el
rival mientras los herreros propios y sus fraguas pasan noches sin
dormir con tal de que las espadas estén listas cuando tienen que
estarlo.
Tal vez me equivoque, pero Red Bull junto a McLaren, es hoy por hoy
una de las pocas escuderías de la parrilla capaces de convertir el agua
en vino, con lo cual, eso de que se quedó varada en Jerez y de allí no ha salido,
sería mejor dejarlo para otro momento, al menos hasta ver por dónde van
los tiros del campeonato. Quedan siete jornadas de trabajo en Bahrein,
tres esta semana y otras cuatro la siguiente, y aún así, todavía hay por
delante casi un mes para que los once equipos se vean definitivamente
las caras en Melbourne y para que Adrian dé con la tecla adecuada. Mucho
tiempo en todo caso, tal vez demasiado.
Ojalá empiecen así el mundial en RB , me encantaría ver a vettel bajo presion y con problemas y no con un coche más de un segundo x vuelta más rápido que todos los demás como ha ocurrido hasta ahora , podría demostrar la clase de piloto que es
ResponderEliminarLa verdad es que estoy encantado con la situación de RB (solo espero que al final no les den el campeonato los puntos dobles de Abu Dhabi).
ResponderEliminarCreo que hay que esperar, pero el problema lo tienen, y mientras no lo resuelvan se atrasan con respecto del resto. Está bien no quitarle la piel antes de cazarlo, pero tampoco estar asustado esperando el zarpazo sin haberle visto las uñas.
Saludos
Nico