LA FOTA (Formula One Teams Association) puede tener los días contados, y nunca mejor dicho, pues febrero es el mes más corto del año. Total, que se fía a la organización un par de semanas de vida a lo sumo porque basicamente, hace tiempo que es un cadáver o como diría aquél, porque resulta más barato enterrarla que meterla en un frigorífico por si revive al cabo de unos años.
Y me acuerdo de mi domador de hienas, de ese Flavio que veis en la
fotografía de arriba reposando su corpachón en una de las barandas de
popa del Force Blue, esperando en mayo de 2009 a que sus afanes
fructificaran apenas unos meses más tarde de que la FOTA se pusiera en
marcha promovida por Maranello, creo recordar.
Fueron aquellos días hermosos y llenos de
ilusión en los cuales, muchos creyeron que la Fórmula 1 podía
desembarazarse de la sombra alargada de Ecclestone y ofrecer a los
aficionados un campeonato paralelo, independiente, más limpio y con más
alicientes…
Aquel 22 de mayo, viernes, aprovechando que tradicionalmente en el
Gran Premio de Mónaco no hay entrenamientos, se celebró una comida en el
yate del patrón de Renault a la que asitieron la plana mayor de los
equipos y el propio Bernie, con Briatore haciendo de anfitrión.
Montezemolo se acercó a los postres o a la copilla, tanto da, y de allí
salieron todos con aire circunspecto a media tarde, de uno en uno pero juntos
después de haber discutido largo y tendido sobre el futuro inmediato
del deporte. En el aire, además de a salitre olía a victoria…
Pero los aficionados aterrizamos pronto de aquel sueño americano que
duró unas pocas semanas. No se habló mucho de deporte que digamos y
demasiado tal vez, de dinero, con lo cual, el supuesto pulso quedó en
agua de borrajas. No iba a haber campeonato paralelo y por tanto, se
intuía que todo seguiría tan dependiente y sucio como antes y sin duda,
tan soso y previsible como siempre, aunque a cambio, nos quedaba la
FOTA.
Echando la vista atrás pienso en que cuando afirmé que todo aquello
era un farol y no un órdago, se me pasó por alto al argumentar mis
razonamientos que al diablo se le ocurriría intentar pillar a Ecclestone
al estilo que utilizó él mismo, cuando siendo jefe ejecutivo de la FOCA
(Formula One Constructors Association), se hizo con las riendas y los mimbres del apparatchik hace unas décadas.
No os aburro, sin contenido y con demasiadas disidencias, incluso tan
notorias como las de Ferrari y Red Bull, la Asociación de Equipos de
Fórmula 1 era desde hace tiempo un zombi, una rutina molesta, algo con
lo que había que terminar y parece que el momento ha llegado.
Aunque hay que reconocer que fuimos brevemente felices en aquellos
días de mayo a los que he aludido y que a la FOTA, si definitivamente
desaparece, como dicen, no la echará en falta nadie porque el deporte
jamás le importó y nunca quiso ni comprometerse ni estar allí, que es lo que quería resaltar esta tarde.
Si recuerdo a Flavio el domador de hienas en estos instantes no es
por otra cosa que porque sobre su persona en aquella reunión, se
materializó la ilusión de una Fórmula 1 diferente a la que seguimos
sufriendo. Eran otros tiempos. Parecía haber un líder en la manada
porque muchos creían que la manada existía, pero al cabo, hoy sabemos
que la enterraremos en 13 días escasos.
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