No han sido pocos precisamente, quienes han desmerecido la remontada
de Fernando Alonso del domingo pasado en Spa-Francorchamps, por
considerarla poco provechosa ya que el asturiano de Ferrari tan sólo
logró terminar segundo y para colmo, por detrás de Sebastian Vettel.
Bella, épica, muy trabajada, sí, pero inútil al fin y al cabo porque el
tricampeón más joven de la historia aumentaba su ventaja tras su paso
por Bélgica, en siete puntos sobre nuestro compatriota.
Confieso que me ha sorprendido leer este tipo de argumentos para mi
gusto en exceso fatalistas, porque cualquiera que haya practicado
deporte sabe que en competición y hasta que las matemáticas sentencian
lo contrario, todo esfuerzo suma y por tanto es positivo, a resultas de
lo cual se puede decir sin temor a errar que lo único poco provechoso es tirar la toalla antes de tiempo o en su caso dejar de ir a por todas.
No es cuestión de recordar aquí la
importancia que tiene un miserable punto al final de un campeonato ni la
diferencia cuantitativa y cualitativa entre quedar segundo o terminar
cuarto o quinto en una prueba como la de Spa, en la que por una extraña
calificación se sale desde la nona plaza y con la carrera pintando de
negro pues todos los rivales al título están delante. Doy por seguro que
Fernando era consciente de la situación y que en esa actitud tan suya,
valoró primero cómo minimizar los daños y después cómo doblegar a
Sebastian. Seguramente contaba con que Hamilton sostuviera al alemán al
menos durante seis minutos, pero ya sabemos lo que sucedió en el primer
giro, antes de llegar a Les Combes…
Lejos de amilanarse, el Nano era segundo con 38 vueltas por delante y
tuvo entonces que decidir en qué cesta ponía los huevos de su apuesta.
Seguramente se sintió con ganas de hostigar a Sebastian si después del
primer paso por garajes lo seguía manteniendo a tiro. Pero esto es
deporte y desde el primer piloto al último son gente inteligente, y
Vettel, no es por nada, sabe hacer honor a sus galones cuando su RB9
rueda con aire limpio. Así las cosas, proteger lo conseguido se
convirtió en la prioridad.
Es cierto que al final todo el esfuerzo realizado por nuestro
compatriota en los primeros compases del Gran Premio pudo parecer
estéril, pero no se puede negar que existe mucha diferencia entre que te
endosen siete puntos a que te metan trece, y ahí está a mi modo de ver
el quid de la cuestión, porque Fernando hace tiempo que piensa
en los campeonatos como un suma y sigue en continuidad en el que no cabe
doblar la rodilla ni sentirse cómodo o feliz a todas horas. Tenía mala
cara en la antesala del podio, es cierto. Habiendo salido cuarto o
quinto en parrilla podía haber pillado a Sebastian antes de que éste
diera buena cuenta de Lewis, pero partía nono y quedó segundo, y había
que aceptarlo aunque fuera a regañadientes.
Y aquí quería llegar yo esta tarde, porque sin beberlo ni comerlo
toda esta oleada de fatalismo que ha rodeado las primeras horas después
de la gesta del domingo, me han recordado cómo mi entrañable Robert
Kubica perdió el que sin duda habría podido ser su primer título
mundial, sencillamente porque Herr Doktor Mario Theissen, a la sazón
jefe de la escudería BMW-Sauber, entendió en 2008 que su equipo no tenía
nada que hacer frente a McLaren y Ferrari antes de tiempo, y dejó de
luchar para concentrarse en una temporada, la siguiente, en la que por
desgracia para los aficionados las cartas no iba a ser tan favorables
para el de Cracovia.
Así las cosas, Kubica terminaría a tan sólo 23 puntos de Lewis
Hamilton y a 22 de Felipe Massa (el segundo clasificado) en una de las
sesiones más tristes que recuerdo, sencillamente porque hacía once
carreras que BMW-Sauber había tirado la toalla dejando de evolucionar su
F1-08 para centrarse en el F1-09. Robert perdía un campeonato que
llevaba su nombre (era líder de la tabla de pilotos a la salida de
Canadá) y BMW abandonaba la competición en 2009 por los pobres
resultados conseguidos. Como sabemos, la historia jamás volvería a
repetirse.
Perdonadme el viaje en la memoria, pero creo que era pertinente
hacerlo porque muestras como las narradas hace un momento hay muchas en
la historia de nuestro deporte, y la expuesta enlaza con el interés de
esta entrada ya que si en competición siempre hay tiempo para meter la
pata en las estimaciones, nunca hay lugar para dejar de jugar de la
mejor manera posible nuestras cartas, por malas que sean, porque en caso
contrario las consecuencias pueden ser desastrosas. ¿Remontada inútil,
esfuerzo estéril?, mejor lo valoramos en Interlagos.
Esta entrada puede enlazar con la de Dennis y el 2007. Efectivamente, vaya manera de tirar por la borda lo que pudo ser un grandísimo éxito para BMW y Kubica. Pena enorme que ninguno de los dos esté en la F1 actual!
ResponderEliminarP.D.: si sigues escribiendo a este ritmo, no va a haber hijo de vecina que pueda seguirte (tono broma).
Un saludo!