Bajo el sugerente lema «Mission 2014. Our Return.», Porsche ha decidido apostar fuerte por su victoria en las 24 Horas de Le Mans de este año que viene, lo que con la de Stuttgart planteando un órdago de tamaño calibre, el asunto viene a significar lisa y llanamente que no escatimará esfuerzos en conseguirlo, ya que el circuito de La Sarthe donde se desarrolla cada verano la mítica prueba francesa, se ha considerado tradicionalmente como su feudo, y lo que es más importante a la hora de ir encargando las palomitas: que va totalmente en serio.
La noticia no es nueva, ni siquiera reciente. Se hacía pública hace ya unos meses con la presentación oficial de la máquina encargada de conseguir la hazaña, el Porsche LMP1, denominación esta última que hace referencia a la categoría en la que mostrará todo su músculo frente a los todopoderosos Audi y seguramente con los Toyota, vehículos que este año ya han probado el polvo en su asalto a la madre de todas las carreras.
Porsche, además, anunciaba a finales de junio que Mark Webber iba a formar parte de una de sus tripulaciones, momento que aprovechaba el aussie para certificar que a final de temporada dirá a la Fórmula 1 un cariñoso si te he visto no me acuerdo para embarcarse a renglón seguido, en un proyecto que le mola más que hacer el indio con los embragues, el KERS, la ECU, la Multi 21 y las ruedas, en su actual escudería.
Sin duda, Mark también va en serio, y sospecho que para él es importante el concepto «Mission 2014. Our Return.» porque si Porsche lo consigue y por fortuna una banderita australiana y su nombre destacan brevemente sobre la cúpula del coche que cruce la meta en primera posición, tras 24 largas horas de brega, desterrará por siempre esa idea imbécil que afirma que cada quince días se le olvida conducir y que la distancia entre el chiquillo de Marko y el chicarrón que da las buenas noches o coge de la mano a Ann puede tasarse en 1 segundo por vuelta.
Sea como fuere, Porsche, como he dicho antes, no es muy dada a jugar con estas cosas. Sabe que va a partirse la cara con Audi y jamás se le ocurriría contratar a un cenizo. De la misma manera que ha diseñado y elegido cada uno de los tornillos y componentes de su vehículo, ha señalado o escogido escrupulosamente a cada uno de los pilotos que lo conducirán hasta la meta o hasta que la máquina aguante, y mal que quieran algunos, el aussie está entre ellos.
Quedá por ahí el asunto de la espantosa decoración que viste en la actualidad el Porsche LMP1, y que si no me fallan las cuentas será sustituida por una librea azul donde destaquen los toros de Red Bull. El reto que se ha propuesto la de Stuttgart encaja en el perfil de imagen pública que busca promocionar la de las bebidas energéticas: deporte de alto riesgo, y está a la altura del vuelo que hizo Felix Baumgartner desde la estratosfera, con lo que no me corté un pelo en dejarlo por escrito por si no vuelvo, que seguro que lo hago.
En todo caso, Mark vuelve el año que viene a la competición, cosa de la que me alegro infinito. «Mission 2014. Our Return.»
Os leo.
Bueno, eso quiere decir que Red Bull seguirá agarrando a Webber por los huevos incluso cuando ya no esté enla Fórmula 1. Pues eso no es una buena noticia. Webber se irá de la Fórmula 1 a la chita callando, en lugar de dar un puñetazo sobre la mesa.
ResponderEliminarA mí como que no me molan nada estos acuerdos de "divorcio" por los que se cierra el pico al piloto para que no casque. Así, nos quedaremos sin saber para siempre detalles del paso de Alonso por McLaren, de la salida de Kimi de Ferrari, de Hamilton de McLaren, de nuevo, o lo que piensa Webber de esa tropa soberbia y malencarada de Milton Keynes.
Y ya, lo que faltaba, Red Bull en las 24 Horas.
¡¡¡Hasta los mismísimos huevos de Red Bull!!!
ResponderEliminarKing Crimson