Entre pitos y flautas se me había traspapelado hacer la crónica del
G.P. de Brasil, y aunque a estas alturas de la película quien más o
quien menos, ya sabrá de sobra qué ocurrió en Interlagos y cómo
Sebastian Vettel se coronó el domingo pasado como el tricampeón más
joven de la historia, incluso haciéndose una idea somera o profunda de
calado al respecto, toca ponerse a hacer los deberes que las deudas
conviene saldarlas cuanto antes.
Estoy escuchando a toda pastilla Yakety Sax, el tema
principal de la banda sonora de la serie televisiva protagonizada por
Benny Hill, porque no es lo mismo enfrentarse a una crónica a pelo que
hacerlo diez días después, entiéndanme, y más sabiendo como sabemos
ahora que la FIA ha sancionado el suceso con un apocalíptico no hay caso que cierra las puertas a cualquier lectura creativa.
Si no hay caso, como parece, lo
mejor es que aceptemos que no hay bemoles, que viene a significar lo
mismo aunque en castizo, y arreemos con una carrera que iba a resultar
definitoria y que a tal fin se propuso el sábado durante la calificación
como un campo de batalla en el que nadie sabía a ciencia cierta con qué
armas correr, entre otras cosas porque la previsión de lluvia venía a
ser como los brotes verdes de Zapatero o la luz al final del túnel
de Rajoy —para nuestros lectores hispanoamericanos o foráneos a secas,
decir que Zapatero y Rajoy son los dos últimos hombres del tiempo que
nos hemos agenciado los españoles para que gobiernen España, y que como
buenos meteorólogos no dan ni una—.
Bien, Hamilton salía desde la pole seguido por Button,
enfilando una prueba que parecía ganada de antemano. Detrás, Vettel, que
partía cuarto, se desmadejaba por los nervios y la responsabilidad de
saberse el tricampeón más joven de la historia y tal, y se quedaba
clavado. Webber, que había jurado sobre su sombra que no iba a echar una
mano al de Hepennheim, se desdecía intentando controlar a los de
Maranello mientras su compañero alemán, el tricampeón más joven de la
historia para más señas, se las veía tiesas para sortear la S de Senna
en medio de la montonera. La cosa tenía su aliciente, pero en la curva
5, Vettel cerraba al sobrino del gran Ayrton y se quedaba mirando a
Murcia (que me perdonen los murcianos), con el fondo plano dañado y con
un campeonato que tenía ganado de antemano. Así que sacando de donde no
había —concretando: último de la parrilla tras haber salido cuarto—,
tocaba remontada y a ello se puso Sebastian con germánico ahínco. Total,
que cuando comenzaba a llover de verdad, con Karthikeyan, Pic y Pedro a
la cola de su RB8, superaba a Vergne con bandera amarilla, pero como no había caso,
vapuleó a los finlandeses Kovalainen y Raikkonen (Kimi no andaba fino)
para ponerse decimotercero en el giro número 5 y undécimo en el 6 tras
ventilarse a Petrov.
Schumacher que entra a cambiar gomas. Raikkonen y Webber que hacen lo
mismo… Vettel navega con viento de popa devorando kilómetros en pos del
tricampeonato, mientras Nico Hulkenberg se ha colado en la cabeza por
delante de los dos Ferrari. McLaren domina y nada parece inquietar el
orden de cosas, pero Lewis, para el giro 10 ya es tercero. Button lidera
la carrera esperando a su compañero, pero el Nico de Sahara Force India
parece un Nico diferente sabiéndose en Sauber, y arremete y presiona al
segundo de la de Woking, para doblegarlo definitivamente en la vuelta
18. Vettel en ese momento es cuarto y va delante de Alonso, ya es el
tricampeón más joven de la historia…
Pero como en toda epopeya hacen falta más alicientes. Total, que
aprovechando que el Nico de Mercedes AMG pincha porque sobre la pista
hay porquería como para parar un carro, Charlie, confiado y sereno manda
que salga Maylander sin importarle una higa que Hulkenberg esté
haciendo astillas la posibilidad de que McLaren se apropie de la segunda
plaza en el Mundial de Marcas.
En la vuelta 30, Interlagos parece un sindiós. Al frente de la prueba
un tipo de montonera. Inmediatamente detrás Button y Hamilton
(cambiarán de posición en la siguiente), y tras ellos Fernando y Vettel
lamiéndole los talones…
Felipe, mi Felipe de toda la vida, se come crudito a Sebastian tras
haberse pimplado al japonés de Sauber. Vettel sigue siendo el tricampeón
del mundo más joven de la historia, pero queda lo más difícil: llegar
vivo a la bandera de cuadros.
Aprovechando un patinazo del alemán de la india, Lewis toma la
cabeza. Pero en el giro 54 Nico se va de baretas y se lleva puesto al
británico, quien tiene que retirarse. Dos menos, en vulgar paladino.
Button toma el relevo pero Fernando empieza a cruzar los dedos porque
necesita un milagro. Sebastian también lo necesita porque para ser el
tricampeón más joven de la historia se le ve bastante flojo, tanto que el manta de su compañero, el aussie,
saliendo desde la nada, ya le gana dos posiciones. En el giro 63, el
pérfido y rocoso Michael Schumacher sufre un acceso de hombría y deja
pasar a su pupilo sin ofrecer resistencia. Sebastian sólo ha perdido
diez puntos de los trece que traía como saldo a Interlagos y así acaba
la cosa. Yakety Sax, Button como triunfador, Alonso como
segundo en el podio, mi Felipe como gran resucitado, y Vettel como el
tricampeón más joven de la historia de nuestro deporte, porque no había caso, ni lo habrá, que estas cosas se celebran y no se ponen en solfa.
Pues nada, que les leo, como cada noche.
La FIA cerrará sus puertas a la lectura cretiva pero ¡amigo! a ver quién te quita a tí la escritura creativa y el buen humor XD.
ResponderEliminarMe imagino la musiquilla de Benny Hill y una narración trepidante ....y me parto!!
Preferible el "no hay caso" a que se hubiera sancionado a favor de Alonso en los despachos, la verdad. Ahora los comisarios y las normas con agujero (como los donuts) tendrán que pasar un filtro más tamizado en 2013...¡eso espero, al menos! Y la alargada sombra de la duda quedará en nuestro recuerdo en forma de una bandera amarilla, de unos comisarios torpes, de la FIA y del nombre del más joven tricampeón de la historia.
Un besote
Como sabias la musica que llevo en el movil?
ResponderEliminarPienso que estamos ante un nuevo modelo iniciado con Hamilton y perfeccionado con Vettel. Son campeones de diseño, fabricados y exprimidos comercialmente. Alonso viene de otra época. Ha estado en la transición, tanto técnica como de modelo de campeón. Y en ambas ha dado la talla.
ResponderEliminarY no es porque sea español. Se lo ha ganado él mismo y los análisis futuros le harán justicia. Es el único que ha plantado cara a la vieja guardia como Shumacher y se enfrenta sin complejos a la nueva generación de los Hamilton y Vettel.
No hay más que ver la falta de adaptación de Schumacher a eso de "cuidar las gomas".
Por eso tiene todos mis respetos y vuelvo a insistir que Alonso y Ferrari son los que han permitido ganar más pasta a Berni en 2010 y 2012, son los que han permitido hacer brillar la estrella de Vettel,son los que han permitido a los que tanto critican, llegar a la última curva con incertidumbre.
No hagais caso. El caso es que aunque digan que no hay caso, se refieren a este año, porque la cosa del caso "sin caso" lleva una cola de faralaes (en el sentido de adorno exagerado y de mal gusto) más larga que la del Halley, y nos tocará volver a verla, como mínimo, en el 2013 más de una vez.
ResponderEliminarBien visto RudyBB. Como decía la ínclita prensa alemana recientemente, Fernando es el malo de la película. El que hace que el tinglado se mantenga derecho (aunque no se ajuste mucho a derecho).Un saludo