¡Así me gusta, con las cartas boca arriba, sin medias tintas, sin melifluidades. A la cara, como diría aquél, y el otro, y el del al lado del otro!
La maquinaria que en 2010 proclamaba a los cuatro vientos que prefería quedar segunda a ser primera como Ferrari (había ocurrido aquello que sucedió en Alemania), acabó ayer tarde por desterrar definitivamente la idea de que es una empresa que sólo hace latas de bebida portentosa y embotella campeones y récords. ¡Bienvenida a la F1, Red Bull. Ya eres una escudería de pelo en pecho!
Tenía previsto hablar anoche de las Pirelli, de Hembery y sus inconssitencias o acaso de Ferrari y las suyas, o de esa forma que tienen los anglosajones de rasgarse las vestiduras y señalar con el dedo a quien no manifiesta buenas formas, y todo porque en las casas meditarráneas los hijos discuten con los padres, la madre con el cabeza de familia, éste con la que trae la leña para la lumbre y cuida de los caudales comunes, aquélla con el que dice velar por todos pero pasa por el bar antes de llegar a casa, etcétera.
Siempre procuro disponer de dos o tres balas en recámara por si hay sequía de ideas, pero la actualidad manda y la austriaca se desataba el moño en Abu Dhabi para integrarse en lo que los más viejos del lugar hemos considerado tradicionalmente como F1, un mundo turbulento repleto de ladrones, tahúres y tramposos, que se dan la mano para jugar a ir de deportivos por la vida y salir juntos en la foto.
El caso es que el fondo plano del RB8 de Mark perdía un líquido lechoso en la segunda sesión de entrenamientos libres, después de que se hubiese podido percibir que como en Buddh, los coches de Milton Keynes rascaban el duro suelo en determinados momentos.
Saltaban las alarmas, ¡cómo no!, y surgían acusaciones veladas y también de las otras. Y en sintonía se pedían explicaciones al Abad de la cosa, y el fraile sospechoso también las pedía, pero sobre una posible lectura creativa del sistema de refrigeración de frenos que llevan los coches del que señalaba con el dedo...
A estas horas hay que afirmar que el convento descansa sumido en la más absoluta tranquilidad. En las celdas, los pasillos y en el claustro no se oye una palabra más alta que otra, pero se prevé que para esta tarde las dos facciones encontradas se enfrenten en el labrantío que hay detrás del camposanto. La posibilidad quedaba abierta a altas horas de la noche porque al parecer nadie había quedado contento, y su solución quedaba pospuesta hasta ver cómo va de bien o mal eso que llamamos calificación. Ya digo, esta tarde a más tardar.
En este sentido y como decía antes, me felicito porque Red Bull haya sacado por fin el cuchillo más sucio, herrumbroso y mellado que tiene, para defender que sus trampas son más limpias que las de Ferrari, porque esto significa que el Mago de Finis Terrae jamás ha existido y que su chistera tenía truco. También nos explica que los 3,5 metros que comentaba el otro día son ciertamente importantes y que el difusor y lo que le atañe, no resuelve el todo.
Balance, distribución de pesos, sistemas de freno, la letra pequeña del contrato en definitiva, afloraba ayer para reclamar el lugar al que los gurúes y expertos no han querido dedicar ni una línea en lo que llevamos de temporada, entretenidos como estaban con tanta aerodinámica como hay suelta, y que sin embargo parece suponer el campo de batalla donde se dilucidará realmente quién se lleva el gato al agua este año, el terreno enfangado donde Red Bull está dejando de ser la inmaculada, donde ha comenzado a mancharse de barro y porquería porque ser segundo, en F1, nunca ha servido de nada.
Os leo.
Siempre procuro disponer de dos o tres balas en recámara por si hay sequía de ideas, pero la actualidad manda y la austriaca se desataba el moño en Abu Dhabi para integrarse en lo que los más viejos del lugar hemos considerado tradicionalmente como F1, un mundo turbulento repleto de ladrones, tahúres y tramposos, que se dan la mano para jugar a ir de deportivos por la vida y salir juntos en la foto.
El caso es que el fondo plano del RB8 de Mark perdía un líquido lechoso en la segunda sesión de entrenamientos libres, después de que se hubiese podido percibir que como en Buddh, los coches de Milton Keynes rascaban el duro suelo en determinados momentos.
Saltaban las alarmas, ¡cómo no!, y surgían acusaciones veladas y también de las otras. Y en sintonía se pedían explicaciones al Abad de la cosa, y el fraile sospechoso también las pedía, pero sobre una posible lectura creativa del sistema de refrigeración de frenos que llevan los coches del que señalaba con el dedo...
A estas horas hay que afirmar que el convento descansa sumido en la más absoluta tranquilidad. En las celdas, los pasillos y en el claustro no se oye una palabra más alta que otra, pero se prevé que para esta tarde las dos facciones encontradas se enfrenten en el labrantío que hay detrás del camposanto. La posibilidad quedaba abierta a altas horas de la noche porque al parecer nadie había quedado contento, y su solución quedaba pospuesta hasta ver cómo va de bien o mal eso que llamamos calificación. Ya digo, esta tarde a más tardar.
En este sentido y como decía antes, me felicito porque Red Bull haya sacado por fin el cuchillo más sucio, herrumbroso y mellado que tiene, para defender que sus trampas son más limpias que las de Ferrari, porque esto significa que el Mago de Finis Terrae jamás ha existido y que su chistera tenía truco. También nos explica que los 3,5 metros que comentaba el otro día son ciertamente importantes y que el difusor y lo que le atañe, no resuelve el todo.
Balance, distribución de pesos, sistemas de freno, la letra pequeña del contrato en definitiva, afloraba ayer para reclamar el lugar al que los gurúes y expertos no han querido dedicar ni una línea en lo que llevamos de temporada, entretenidos como estaban con tanta aerodinámica como hay suelta, y que sin embargo parece suponer el campo de batalla donde se dilucidará realmente quién se lleva el gato al agua este año, el terreno enfangado donde Red Bull está dejando de ser la inmaculada, donde ha comenzado a mancharse de barro y porquería porque ser segundo, en F1, nunca ha servido de nada.
Os leo.
Aleluya!!. Es que me parto...;)
ResponderEliminar(Jose: con chistorra ya sidrina nun fai falta gasolina)
Ave tardía chulísima!... O como se diga. Ave porque de una manera u otra estos trastos más vuelan bajo que andan. Tardía porque hemos tenido que esperar para conocer la sanción (y lo mejor es lo de "sí, sí, si te creo... pero ves yendo al fondo, rey"). Y chulísima porque Paul Muad'dib Atreides (ALO) aunque a algunos caiga mal, sobre todo por ese acento suyo tan seco (no es onsulto, eh, pero vamos que no estila picha arriquitaun, precisamente), en realidad cuando habla no suele decir una palabra de más ni, a veces, una de menos. Razón por la que no gusta a los que no quieren verse oblogados a eso tan himilde y doloroso que es pensar. Total, que ya avisó que algo debía pasar.
ResponderEliminarY es cierto, los ilusos que pensaran que aquí no todos tienen rayita canela en los gayumbos, son eso, ilusos.
A ver mañana si con presciencia o método sobrenatural domamos al gusano en las arenas de Arrakis.
Un abrazo a Jose y a Todos,
ABB
Repito el mensaje de las 13:19, pero ahora dirigido a Seb.
ResponderEliminar-Seb, si me estás leyendo:"Con fabes ya sidrina nun fai falta gasolina".
Esa justicia divina...
Mañana, a concretar.