Mugello tales

Esta misma tarde concluían las jornadas de pruebas que desde anteayer se han venido realizando sobre el circuito italiano de Mugello, y al igual que me ocurre con los entrenamientos de pretemporada, me resulta complicado sacar conclusiones, más que nada porque las variables que han intervenido son demasiadas y para colmo, muchas de ellas suponen auténticas incógnitas.

Diferentes cargas de combustible, diferentes configuraciones, diferentes neumáticos, diferentes planteamientos, diferentes estrategias, diferentes recorridos, por supuesto diferentes pilotos... En todo caso, diferentes diferencias que hacen imposible evaluar correctamente qué tal ha ido tal o cuál escudería sin rezar para que la piscina esté llena o en el peor de los casos, medio llena, cuando me lance a ella, porque sencillamente, cruzar datos se me antoja complicado y a fe mía que harto peligroso.

Así las cosas, ante coyunturas tan desfavorables como éstas, suelo recurrir a tirar de sensaciones, y lo cierto es que a pesar de haber asistido como espectador a tiempo parcial, vamos, siguiendo las informaciones con un pie permanentemente atado a la mesa de trabajo y el ojo puesto a ratos en la pantalla del ordenador, las que tengo ahora mismo en mi cabeza son bastante abundantes.

En el apartado logístico poco se puede decir, pero en el técnico se han podido ver diferentes soluciones sobre los supuestos utilizados en este comienzo de sesión, pero si tuviera que elegir alguna me quedaría, sin dudarlo, con la verónica realizada por Sauber, escudería que de manera inconsciente (igual no tanto) ha renunciado a la idea que estaba llamada por los expertos a sentar cátedra durante este 2012, para arrimarse a la que ha estado ofreciendo McLaren en sus coches desde este febrero pasado. Total, que el C31 presentaba en Mugello unos pontones más altos en su término y con unas salidas de escapes apoyadas en acequias ligeramente separadas del cuerpo del cubre capot, que sin querer o queriendo se acercan en su disposición a la solución que ha presentado Ferrari en su F2012. En todo caso, distanciándose definitivamente de la que al parecer sigue utilizando Red Bull.

A falta de mejores datos, el asunto no me merece mayor importancia que la que ya esbozaba el otro día cuando me quejaba de que la FIA y el FOM hacen mal en perseverar en su empeño en pro del ocultismo perpetuo, porque al paso que vamos, acabaremos por necesitar un master en parapsicología para entender de qué va realmente la cosa y más de un experto puede convertirse en víctima colateral del asunto sin haberlo bebido ni comido.

En fin, como buen tifoso tengo que admitir que mis mayores desvelos han tenido como diana al F2012, y que en este sentido las innovaciones presentadas por la italiana hoy mismo, me han puesto los dientes largos, toda vez que en la fábula ésta plena de diferentes diferencias de las que no se puede o debe entresacar nada, el cuerpo me pide que comience a golpear los timbales con furia mediterránea, aunque consciente del respeto que os debo me parezca que lo pertinente sea que deje este tipo de exteriorizaciones para mejor ocasión. Eso sí, cabe decir que el monoplaza de La Scuderia ha sido el que de manera más sobresaliente ha rentabilizado sus innovaciones, a pesar de que haya sido con el permiso de una Lotus que se ha mostrado exultante, que con Romain Grosjean al volante del E20, ha marcado el mejor crono de los tres días por delante del mismísimo Red Bull de Vettel.

Y para terminar, en el apartado humano, tan despreciado siempre, lo pertinente es destacar que este tipo de eventos son imprescindibles para que se foguéen los nuevos astados. Incluso para que Vitaly Petrov saque la cabeza en aras de exteriorizar su malestar por el exceso de trabajo, o para que a Michael Schumacher le haya llamado a capilla Pirelli para que explique concretamente de qué se queja.