En esta moderna Edad Media dominada por los fuegos artificiales y los destellos, alguien a quien no miro diría que ser mago puede serlo cualquiera, a poco que disponga de chistera y algunos conejos, claro está.
Adrian Newey, a quien tuve la oportuna ocurrencia de vislumbrar en calzoncillos en la cocina de su casa hace más de año y medio, imaginando mundos y soluciones para sus vehículos con las cosillas que iba encontrado donde otros sólo ven cazuelas y cubiertos, supone el ejemplo vivo de lo rápido que elevamos a ciertos seres humanos a la categoría de ídolos, pues somos sencillamente una pandilla de huérfanos harapientos en busca de padre o madre en quienes reflejarnos o a quien coger de la mano. También supone otro buen ejemplo de lo rápido que descabalgamos a la peña en cuanto deja de cumplir nuestras egoístas aspiraciones... Pero dejémoslo ahí, porque como diría mi abuela, en el caso del Red Bull de este año: ni tanto, ni tan calvo.
El coche de la austriaca no ha salido tan lucido como sus antecesores. A mi modesto entender, el RB8 no supone un diseño tan limpio como los RB5, RB6 y RB7. Me parece resuelto con demasiados parches, así lo dejé escrito, entre otras cosas porque sacrifica velocidad en aras de defenderse mejor en el paso por curva, dando como resultado un coche nervioso y complicado de conducir, que sin embargo lidera las tablas de constructores y pilotos, cuestión que no deberíamos echar en saco roto.
Ahora bien, intentando comprender lo que ha sucedido, siendo honesto tengo que admitir que Newey tal vez no tenía otra salida que la que ha adoptado, y me explico: la saga de los Red Bull de estas últimas tres temporadas ha basado su éxito en la consecución de un promedio alto en rendimiento, fundamentado en la velocidad elevada de paso por curva, para lo cual los monoplazas azules exprimían hasta sus últimas consecuencias el fondo plano y el difusor.
Con el nuevo reglamento en la mano, podemos aceptar que la zona inferior de los vehículos ha perdido importancia y peso específico. Sigue habiendo necesidad de alimentar correctamente el difusor, obviamente, pero el fondo plano ya no es lo que era, y sólo hace falta mirar cómo ha variado el rake (la inclinación del coche en orden de marcha) del año pasado a éste, para intuir que se ha incorporado una nueva variable de la que todavía tenemos pocos datos, como de costumbre. En este orden de cosas, sospecho que Adrian partía de una solución más complicada de retocar que las que tenían ante sí sus rivales.
Como decía antes, el puntal del RB7 era la elevada velocidad que conseguía en zonas viradas. Aceptar que en el RB8 había que reducirla por pérdida de downforce, suponía dejarse en el camino alguna que otra décima de las muchas que tenía su antecesor, de manera que el ingeniero británico cogía el toro por los cuernos y trataba de resolver el asunto desde su misma raíz, pero con recursos muy diferentes a los utilizados hace unos meses.
Yo diría que Newey está explorando este camino, y que a su manera, el Red Bull que conducen Sebastian y Mark busca materializar la misma idea que persigue el F2012, por ejemplo, aunque desde un planteamiento en cierto modo opuesto (el cabeceo del monoplaza austriaco es mayor que el del italiano). Mclaren ha respondido en el mismo sentido con sus nuevas evoluciones, y no me extrañaría que dentro de poco nos encontráramos con más pull-rod delanteras de las que cabía pensar a comienzos de sesión. En todo caso, lejos de idolatrías, hay que reconocerle a Adrian que ha sabido bajarse del pedestal donde le subimos los aficionados y la prensa especializada, para dejar su genialidad en el ropero y ponerse el mono de trabajo.
Seguramente podía haber optado por una nueva idea revolucionaria, tal vez por sacar un nuevo conejo de su chistera, o no, quién sabe; pero sospecho que pensaba que disponía de margen, y creo sinceramente que ha actuado en consonancia, sin arriesgarse a perderlo todo pero sin olvidar que lo que cuenta en F1 son los resultados. Resultados que a todas luces nos dicen que Red Bull sigue en la pomada aunque el mago brille menos que antes.
Lo que hablabamos, a medio segundo de los Mclaren.
ResponderEliminarY que alguien me explique lo de Webber por favorrrrrrrrrrr !!!!!!
Saludos
Buenos días, Tadeo ;) Pues sí, ya estamos ahí, donde nadie imaginaba :P
ResponderEliminarY en cuanto a Mark, sospecho que era la alternativa «B» pero que al final fue la ganadora :P
Un abrazote
Jose