Hay quien no entiende que se desperdicien miguitas de pan en un entierro, pero me enseñaron que es precisamente cuando más producen.
Total, que a comienzos de un puente en el que las estadísticas te dicen que no estás tan sólo como parece, aunque parezca que estás más sólo que la una, te baja la temperatura y te pones a pensar en tonterías, como en los meses que llevas pidiendo un tiempo muerto que parece no llegar nunca, en lo difícil que resulta agarrarse a una pendiente resbaladiza que te asoma por momentos al abismo, en lo idiota que eres por no recordar que eres polvo de estrellas, que te curtiste en mil guerras peores que ésta, que aún mantienes intactas tus alas y que puedes desplegarlas para sentirte dueño de la noche, siquiera por aquello de hacerle un soberbio corte de mangas a la fortuna que tantas y tantas veces te ha dado la espalda.
Total, que a comienzos de un puente en el que las estadísticas te dicen que no estás tan sólo como parece, aunque parezca que estás más sólo que la una, te baja la temperatura y te pones a pensar en tonterías, como en los meses que llevas pidiendo un tiempo muerto que parece no llegar nunca, en lo difícil que resulta agarrarse a una pendiente resbaladiza que te asoma por momentos al abismo, en lo idiota que eres por no recordar que eres polvo de estrellas, que te curtiste en mil guerras peores que ésta, que aún mantienes intactas tus alas y que puedes desplegarlas para sentirte dueño de la noche, siquiera por aquello de hacerle un soberbio corte de mangas a la fortuna que tantas y tantas veces te ha dado la espalda.
La justicia no existe y siempre, siempre, siempre, habrá quien a la vuelta de la esquina te esperará para pasarte una factura que no firmaste o que por descuido dejaste olvidada en sabe Dios qué lugar de la casa, pero para eso se inventaron las vizcaínas, armas cortas y nobles a empuñar con la zurda, que permiten salir del paso parando una y mil veces los relámpagos que pretenden quitarte la vida bajo la luz de la luna, mientras la toledana en la diestra busca abrir la carne del furtivo enemigo que te iba a cobrar como pieza, el mismo al que mandas al otro barrio con una estocada mágica e irrepetible que surge de la nada, entre sudores, algo de pánico y mucho de buena esgrima.
Ya somos Grecia amarga y casi vencida, pero queda un trecho aún para que doblemos definitivamente la rodilla...
El horizonte pinta negro zahíno, pero desde Algeciras a Finisterre, desde levante a poniente, nuestra tierra está llena de sueños que saben sobreponerse, de gente que conoce perfectamente que a pesar de los pesares, lo peor de la crisis nos ha puesto a tiro de piedra del líder, a tan sólo 10 puntos de nada, a menos de media carrera. Como quien dice, a un suspiro de recobrar la esperanza y avivarla a base de cariñosos y entrañables suspiros que buscan más no perderla que sostenerla.
Miguitas de pan en un entierro, trampas para cuervos en vez de palomas, tildes y comas que miden y acompasan un poema que reposa sobre la mesa a la espera de ser terminado...
Hasta el rabo todo es toro y conviene metérselo en la mollera, no sea que el pesimismo nos haga presa y la pascua de paso. Nacimos con la cabeza alta, de vientres fecundos y hermosos que soñaron con traernos al mundo para que nos lo comiéramos.
Amanecimos para ser lo que somos, peleones, duros, señores en vez de siervos, balasto de las vías que transitarán los que vienen detrás, mientras nos limitamos a hacer camino al andar con la tranquilidad de quien se sabe herencia genuina de los que quedaron en el camino, con la seguridad de quien se sabe puente entre este presente de mierda y el futuro que disfrutarán nuestros hijos o nietos, sencillamente porque lo hemos peleado y nos lo merecemos.
Fernando ha salido de este comienzo de temporada con menos daños de los que se antojaban a mediados de marzo. Alberga esperanzas, sueña, en una palabra, y este bardo que os está escribiendo piensa que ha tomado el camino correcto porque en el fondo, él y cualquiera de nosotros, no dejamos de ser vulgares soldados de fortuna que han apostado su vida y todos sus bienes a que el futuro tenga una brecha por la que se pueda pasar, así se pongan farrucos el destino y la Merkel.
Me quito el sombrero y te hago una reverencia, compañero. Firmes, con la cabeza bien alta y a vender cara hasta la última gota de nuestra sangre, nuestro sudor y nuestras lágrimas. Los del sábado,los mejores. Buen fin de semana.
ResponderEliminarMi mujer y yo estamos en el paro y tenemos una niña. Gracias por abrir la ventana, compañero.
ResponderEliminarLiteratura ...Bestial!
ResponderEliminarGracias por dejar siempre una ventana a la esperanza.
Un besote
Y lo más positivo de todo es el cambio de discurso que hubo tras Bahrein: "tenemos que empezar a llevar la voz cantante, etc..."
ResponderEliminar¿Saben Felipe y Fernando de las nuevas mejoras? Seguro que sí, y seguro que mucho más que todos nosotros juntos, así que el soplo de aire fresco se ha producido.
Un abrazo!