Es viernes y hay quien dice que no son buen momento para escribir sobre carreras, sobre todo si no hay prevista una para el fin de semana. Bien, digamos que es viernes pero que hago como que no lo fuera.
Sí, la imagen que decora esta entrada que me ayudará a cerrar enero mañana por la tarde, corresponde al 150 Italia que condujo Fernando el año pasado. La he escogido por la luz que ciñe su casco y se desparrama por el morro de una mala idea que así y todo le permitió seguir bregando en pos del sueño que tiene todo bicampeón del mundo: ganar su tercer título, e ir más allá cuando aún se tiene tiempo para seguir soñando.
Decía hace unos días que los pilotos son como los tornillos de un monoplaza, tan importantes como ellos, tan imprescindibles como ellos, y que desmerece un poco la cosa que haya quien los segregue de una maquinaria a la que en sentido estricto pertenecen.
Decía hace unos días que los pilotos son como los tornillos de un monoplaza, tan importantes como ellos, tan imprescindibles como ellos, y que desmerece un poco la cosa que haya quien los segregue de una maquinaria a la que en sentido estricto pertenecen.
Como las ruedas del mecanismo son tan reloj como el reloj mismo, el piloto forma parte de su coche y de su escudería, y a pesar de que a Enzo Ferrari dijo la frase «piloti che gente», y alguna otra en la que ponía sus máquinas por encima de los hombres que las conducían, lo cierto es que Il Commendatore siempre intentó sentar en ellas a los mejores pilotos para que las llevaran por los circuitos de Dios, a poder ser a golpe de victorias.
El caso es que desde muy finales de 2009, el Nano forma parte del equipo que supone el sinónimo natural de la máxima categoría, y este hecho tiene un significado más profundo del que se le atribuye, al menos me lo parece, pues la de Maranello venía del proceso de desmantelamiento interno sufrido tras la marcha de Brawn, Schumacher y Todt, y Fernando de la quiebra que le había supuesto su paso por McLaren primero y por Renault después, y una y otro coincidían en el seno de una misma idea que tan solo lleva dos años y unos meses a sus espaldas.
¿Tiene obligación Ferrari de darle al asturiano el coche que muchos dicen merece? Por supuesto que sí. ¿Tiene Fernando que seguir sufriendo...?
También diría que sí porque él es tan Ferrari como el último mecánico de la plantilla, porque en esta historia todos van juntos, porque la atmósfera que lo envuelve todo es más grande que los individuos que lo habitan, porque las derrotas las sufre toda la escudería ya que los triunfos también le pertenecen.
Me diréis que tal vez ando un poco conformista con el actual estado de cosas, pero nada más lejos de mi ánimo. Veo un equipo fuerte y renovado alrededor de la figura de su líder en la pista. Comprometido con él, en absoluto cicatero a la hora de hacer esfuerzos para que su mejor piloto vuelva a llegar a lo más alto y no se baje de allí en algunos años. Veo una Ferrari muy distinta a la que recuerdo hace no muchos años.
Mal que pese a muchos, el cielo no tiene mitades, aunque a veces las nubes no nos dejen verlo en su plenitud.
Poético.
ResponderEliminarFernando y Ferrari estaban en la misma tesitura cuando se juntaron, tienen un proyecto común: volver a la gloria que les pertenece. No dudo que lo conseguirán aunque fue una auténtica pena el título que se escapó en la última carrera.
Saludos a todos
Revisando el mundial de 2011, se me ha puesto la piel de gallina al ver repetidas las salidas de barcelona y monza, la victoria en silverstone o la posible victoria arrebatada en monaco.
ResponderEliminarSeguiremos soñando de nuevo, este año seguro que toca.
Por cierto, massa y hamilton tuvieron no menos de 7 citas con besos y abrazos, la mas bonita el beso al final del tunel en monaco, vaya cracks.
Buenos días.
ResponderEliminarRuddyBB ;) Lo de 2010 todavía duele. Haber sonsequido el mundial aquel año sí que habría sido poético ;)
Jmqnick ;) La verdad es que salvo por el dominio aplastante de Red Bull, 2011 tampoco fue tan truño XDDD Seguiremos soñando ;)
Un abrazote
Jose