Ojalá las guerras fueran de juguete, como cuando niño, y las víctimas de uno u otro bando mentirijillas, como cuando crío, y ojalá yo fuera aquel retaco que cabía en la palma de una mano hace un tiempo que ni recuerdo, cuando me sentía avatar de un dios minúsculo al que no le hacía falta ni recorrer un palmo para sentirse capaz de salvar el mundo con una tosca metralleta de madera que no disparaba tiros, acaso algún sonido articulado con la boca: ¡ratatata´-tá!
Es viernes, muere la semana y muero también yo. Las estrellas titilan por encima de las nubes que oscurecen aún más mi estudio, mientras juegan con los gatos que se han ganado desmadejar madejas en el cielo. Los sueños tienen sueño y se retiran a la cama, y aquí ando, un poco solitario, un poco huraño conmigo mismo, un poco cansado no sé muy bien de qué aunque lo intuyo, pero con ganas de escribir tres letras por vislumbrar en el reloj del horizonte la furtiva milésima de segundo que habré de alcanzar en breve si quiero seguir sabiéndome vivo, y me pregunto, como tantas y tantas veces, esta vez contigo a mi lado, en qué quedó aquel esfuerzo que hicieron conmigo por tratar de convencerme de que en la vida había que ser un tipo duro que supiera tragarse sus lágrimas...
En nada, ya te digo.
Llevo casi cinco años con este blog a cuestas, casi una décima parte de mi vida, y me susurro ahora si no ha sido suficiente; si hice bien en continuar más allá de aquella entrada en que me convertía en un enano que sujetaba un globo sobre la cama de sus padres, en Cabieces; si podía haberme ahorrado escribir R.B. Confidential...
No reniego de nada, ni siquiera de haberme desnudado en público. Mi mano seguirá sujetando la tuya mientras me convences otra vez de que al fondo del túnel siempre aguarda un premio, pero ahora que estoy de nuevo solo, necesito que te pongas las pilas, ¡coñe!, que te armes como hace un AK-47 después de haber quitado el seguro con una bala alojada en la recámara y el peine repleto.
Mañana necesito una señal de que el mundo sigue estando en su sitio porque a estas horas se vuelve arena entre mis dedos. ¡Ratatatá! ¡Ratatatá-tá!, Fernando, jugamos en el mismo bando aunque en ligas distintas. Sé que me entiendes, Nano. Mañana, digo, ya sabes lo que hay que hacer con el hierro que te ha dado Ferrari este año: redescubrirlo más allá de Albert Park, domarlo, convertirlo, exprimirlo, enseñarnos a todos lo que vale, qué significa eso de que la de Maranello puede estar en la pomada, por qué estás ahí y no en McLaren, por qué no has errado ni erraba yo, en definitiva.
Tengo ganas de sonreír sin miedo, de decirle a Lucio que se equivocaba y se ha equivocado siempre, de mirarme a mis ojos recordando que hubo un día en que nadie podía mirarlos.
¡Ratatatá! ¡Ratatatá-tá!, Fernando...
En nada, ya te digo.
Llevo casi cinco años con este blog a cuestas, casi una décima parte de mi vida, y me susurro ahora si no ha sido suficiente; si hice bien en continuar más allá de aquella entrada en que me convertía en un enano que sujetaba un globo sobre la cama de sus padres, en Cabieces; si podía haberme ahorrado escribir R.B. Confidential...
No reniego de nada, ni siquiera de haberme desnudado en público. Mi mano seguirá sujetando la tuya mientras me convences otra vez de que al fondo del túnel siempre aguarda un premio, pero ahora que estoy de nuevo solo, necesito que te pongas las pilas, ¡coñe!, que te armes como hace un AK-47 después de haber quitado el seguro con una bala alojada en la recámara y el peine repleto.
Mañana necesito una señal de que el mundo sigue estando en su sitio porque a estas horas se vuelve arena entre mis dedos. ¡Ratatatá! ¡Ratatatá-tá!, Fernando, jugamos en el mismo bando aunque en ligas distintas. Sé que me entiendes, Nano. Mañana, digo, ya sabes lo que hay que hacer con el hierro que te ha dado Ferrari este año: redescubrirlo más allá de Albert Park, domarlo, convertirlo, exprimirlo, enseñarnos a todos lo que vale, qué significa eso de que la de Maranello puede estar en la pomada, por qué estás ahí y no en McLaren, por qué no has errado ni erraba yo, en definitiva.
Tengo ganas de sonreír sin miedo, de decirle a Lucio que se equivocaba y se ha equivocado siempre, de mirarme a mis ojos recordando que hubo un día en que nadie podía mirarlos.
¡Ratatatá! ¡Ratatatá-tá!, Fernando...
Se equivocaba Lucio, seguro, José. No estás solo y muchos estamos con las metralletas de madera para cazar lagartijas. Si no mañana, será la próxima. Así viene siendo desde 2007 y seguimos a su lado. Y seguiremos. Y al lado tuyo. Cada día para ver qué parte de ti nos regalas. Somos afortunados de tener la esperanza, de tener al Nano y de tener al Infierno Verde.
ResponderEliminarHola Orroe, hace tiempo que te leo, hoy además te escribo.
ResponderEliminarUna idea me ronda la cabeza y aunque sea una estupidez tengo que expresarla.
En Silverstone 2011, cuando limitaron el soplado del difusor, Ferrari tuvo un coche ganador. ¿Por qué entonces radicalizar tanto el diseño, no hubiera funcionado una evolución que puliera los puntos débiles, como ha hecho Mc Laren?
Saludos.
La mejor metáfora que te he leído, y mira que muchas de las tuyas me rondan la cabeza de tiempo en tiempo... No será que la melancolía es contagiosa?
ResponderEliminarNo te recomiendo parar de escribir. El blog es una extensión de ti, si paras de escribir las letras se acumularán en tu cabeza, y van a despertarte a horas inadecuadas como lo hacen conmigo.
Te deseo el mejor halo periodo del mundo, amigo. Un abrazo
Que mezcla más perfecta, tal cual del punto salió la línea.
ResponderEliminarGran escrito.
Tu y yo sabemos que lo más serio del mundo son los juegos de los niños, y que las lagrimas que no salen te dejan un poso de amargura que no te dejan disfrutar cuando llegan las alegrías. Así que ríe, llora, continua jugando tan maravillosamente como tu sabes hacerlo con las palabras y las imágenes, sigue adelante, una décima más cerca de la cabeza, otra más...
ResponderEliminarLa diferencia es que el hierro del año pasado estaba frío y este está muy muy caliente. Con exactamente el mismo monoplaza es muy apreciable la mejora, solo por comprenderlo un poco más y mejorar el trato y los reglajes. Se le ve más equilibrado, comparemos, Q3 por sectores, ALO – HAM, S1: +0.4; S2: +0.4; S3: +0.4. Con esto ya está claro lo que da el F2012 en calificación, y lo que le falta... a esperar las evoluciones. En Melburne pareció ir mejor en carrera que en calificación y que tienen una buena salida. Veremos mañana...
El nano jugaba con un coche rojo...
¡Avanti, Fer, avanti!
¡Esta carrera va a dar muchas lagrimas y muchas risas!
ResponderEliminarSi Fernando decía que había que perder pocos puntos con la cabeza y va líder... XDDDDDDDDDD
¡Felicidades! ¡ Disfrútalo que mereció la pena!
¿Llorar? cuando haga falta, pero ¿rendirse? ¡nunca!
joer Orroe, como pitoniso no tienes precio. He estado leyendo tus últimas entradas, todas ellas bellísimas, hermosísimas. Con ese halo que da la nostalgia y esas ganas de cambiar el mundo que sólo tienen los soñadores.
ResponderEliminarY hoy, se ha cumplido. Increíble, pero cierto.
Ya podremos decir que lo vimos con nuestros propios ojos. Que el 8º o 9º coche de la parrilla se merendó a los McLaren y a los Red Bull un 25 de septiembre de 2012 en Malasia y que a sus mandos iba uno de los mejores de la Historia de la F1 y que con un simple fusil de asalto ganó una batalla ante tanques y morteros enemigos.