Siempre nos quedará París

La imagen de arriba corresponde a un video promocional que retrata a la perfección lo que ha sucedido este año y ya hay quien sospecha, visto lo visto, que podría replicarse en todos sus detalles el próximo. 

Red Bull parece no tener rival y su actual dominio es indiscutible, lo que nos sitúa ante una coyuntura bastante alejada de la promesa aquella que hizo la FIA en 2008, al respecto de que la F1 iba a buscar la igualdad, el ahorro y el espectáculo, sí o sí. Se impuso un novedoso reglamento que hacía borrón y cuenta nueva sobre el anterior; se amplió la parrilla; se... se juró sobre la Biblia que una y no más...

La realidad puede ser perezosa, pero se impone tarde o temprano, de manera que siempre acaban asomando el morro Paco y su rebaja. 

A una FIA que sigue sin saber por dónde le da el aire, y que cree que para atar mentalidades abiertas como la de Newey basta cortar aquí o allí, prohibir, en una palabra, el manual de gramática general aquél que parió le salió cojo y manco, y si me apuráis, también tuerto. No tardamos mucho en comprobar que el alerón delantero configurable no servía para nada; que el KERS (tal y como estaba y sigue concebido), suponía una errata; que el aumento de peso habilitado para que el bendito cachivache encajara en los vehículos, era un atajo al alcance de los que prefieren atisbar el camino a seguir bajo las faldas de las redacciones del articulado. Advino el Doble Difusor y con él, de tapadillo, el aprovechamiento del calor residual en el RB5.

Posteriormente, en 2010, se aceptaron el Doble Difusor, el F-Duct y el morro delantero flexible como animales de compañía; se ampliaron los tamaños de los tanques de combustible, y por consiguiente, la batalla de los coches; se aparcó el KERS... El calor seguía ahí, esta vez en el RB6.

Os ahorro más tralla. desde 2009 a 2011 hemos visto caer una a una todas las tonterías propuestas por la FIA en su búsqueda de la igualdad, la economía de recursos y el espectáculo. También hemos vislumbrado las orejas a nuevos lobos, como el peso excesivo que a mi modo de ver tienen los neumáticos en la competición, y esa magistral estupidez que denominamos DRS y que tanto encandiló a algunos a comienzos de temporada. Pero con permiso de los mayas, soy optimista ante 2012, una sesión puente que servirá de entremés a la próxima andanada de ideas geniales que ya nos tiene preparada la FIA, porque la experiencia con el calor, la flexibilidad de materiales, etcétera, ya no son propiedad exclusiva de Red Bull y eso, precisamente es lo que va a asegurar que por primera vez en varios años haya más igualdad, ahorro y espectáculo en pista.

Y si yerro en mis estimaciones, pues como dijo Bogart en Casablanca: siempre nos quedará París, concretamente, La Place de la Concorde.