Nuestro octavo compatriota en la máxima categoría, Emilio Rodriguez Zapico (Zapico), pasó casi de puntillas por ella, hasta el punto de que no pudo correr en el G.P. de España de 1976 por no pasar el corte preclasificatorio, a bordo de un Williams del año anterior alquilado para la ocasión.
A pesar de tan poco provechosa intervención, Zapico, nacido un 27 de mayo de 1944 en León, llevaba a sus espaldas una dilatada carrera como piloto de rallyes y turismos, como tantos de su época, que pudo prolongar a partir de la prueba que se celebraría sin él en el Jarama, cuando estaba a punto de cumplir los 32 años de edad.
Su primera intervención confirmada la obtenemos en el I Trofeo Shalymar de 1969 (Madrid), prueba que vencerá dos años después, en 1971, a bordo de un Seat 600 Chitty, patrocinado por Autotécnica. En esos momentos, Emilio simultanéa su actividad en rallyes y en circuitos, y en 1972 se estrena en el Europeo de Turismos (ETCC), en el Jarama, sobre un Alfa 2000 GTAM en el que tiene que abandonar al cabo de unos pocos giros.
Al año siguiente, comienza a bandonar paulatinamente la actividad en rallyes para concentrarse en el ETCC, campeonato que disputa sobre un Ford Escort RS1600 de Broadspeed, que comparte con José Barrios, y en el caso de las 24 Horas de Spa, con José de Uriarte. Su mejor calificación de sus seis intervenciones, corresponde al quinto lugar obtenido en el Tourist Trophy disputado en Silverstone.
La F1 de mediados de los 70 del siglo pasado tenía muy poco que ver con la actual. Los presupuestos eran reducidos, y más aún para las escuderías menos punteras, por lo que era habitual que éstas alquilaran el material viejo a pilotos que buscaban abrirse hueco en el campeonato, o incluso participar en una de sus pruebas, apoyados siempre por patrocinadores que habían decidido previamente apostar por la aventura y que a la postre ponían el dinero necesario.
Tras su paso por el ETCC, Zapico conseguía labrarse una bien merecida fama de rápido y correoso al volante, lo que no impedía que la crisis económica sufrida por Occidente a partir de 1973, que se hace notar en España a finales del año siguiente y que se prolongará inevitablemente hasta bien entrado el 77 en nuestro país, le deje sin apoyos financieros para afrontar 1976 como pretendía.
Por suerte, y desde luego por su enorme capacidad de trabajo, Zapico consigue el apoyo de la aseguradora Mapfre para intervenir en el G.P. de España. La entidad ya había colaborado con el leonés en otras ocasiones como sponsor personal, y la posibilidad de inscribir un vehículo en la máxima categoría bajo la vitola Mapfre-Williams abre definitivamente las puertas a que Emilio alquile un FW04 del año 75 a Frank Williams, con el que, como hemos dicho, no consigue pasar a la fase de calificación.
Después de aquel fallido intento, en el que por cierto también estuvo presente Emilio de Villota (el madrileño quedaría un puesto detrás del leonés en las preliminares), Emilio Rodríguez Zapico retorna a la escena internacional pero con el handicap de que la imposibilidad de completar los presupuestos convierte cualquier proyecto en muy complicado de llevar a cabo. No obstante, cosecha algunos esporádicos éxitos, sobre todo en 1984.
A pesar de que se le atribuye en algunos ámbitos un fallecimiento prematuro en 1985, en accidente de tráfico, Emilio muere en Huete, el 6 de agosto de 1996, cuando practicaba vuelo con ultraligero.
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A pesar de tan poco provechosa intervención, Zapico, nacido un 27 de mayo de 1944 en León, llevaba a sus espaldas una dilatada carrera como piloto de rallyes y turismos, como tantos de su época, que pudo prolongar a partir de la prueba que se celebraría sin él en el Jarama, cuando estaba a punto de cumplir los 32 años de edad.
Su primera intervención confirmada la obtenemos en el I Trofeo Shalymar de 1969 (Madrid), prueba que vencerá dos años después, en 1971, a bordo de un Seat 600 Chitty, patrocinado por Autotécnica. En esos momentos, Emilio simultanéa su actividad en rallyes y en circuitos, y en 1972 se estrena en el Europeo de Turismos (ETCC), en el Jarama, sobre un Alfa 2000 GTAM en el que tiene que abandonar al cabo de unos pocos giros.
Al año siguiente, comienza a bandonar paulatinamente la actividad en rallyes para concentrarse en el ETCC, campeonato que disputa sobre un Ford Escort RS1600 de Broadspeed, que comparte con José Barrios, y en el caso de las 24 Horas de Spa, con José de Uriarte. Su mejor calificación de sus seis intervenciones, corresponde al quinto lugar obtenido en el Tourist Trophy disputado en Silverstone.
La F1 de mediados de los 70 del siglo pasado tenía muy poco que ver con la actual. Los presupuestos eran reducidos, y más aún para las escuderías menos punteras, por lo que era habitual que éstas alquilaran el material viejo a pilotos que buscaban abrirse hueco en el campeonato, o incluso participar en una de sus pruebas, apoyados siempre por patrocinadores que habían decidido previamente apostar por la aventura y que a la postre ponían el dinero necesario.
Tras su paso por el ETCC, Zapico conseguía labrarse una bien merecida fama de rápido y correoso al volante, lo que no impedía que la crisis económica sufrida por Occidente a partir de 1973, que se hace notar en España a finales del año siguiente y que se prolongará inevitablemente hasta bien entrado el 77 en nuestro país, le deje sin apoyos financieros para afrontar 1976 como pretendía.
Por suerte, y desde luego por su enorme capacidad de trabajo, Zapico consigue el apoyo de la aseguradora Mapfre para intervenir en el G.P. de España. La entidad ya había colaborado con el leonés en otras ocasiones como sponsor personal, y la posibilidad de inscribir un vehículo en la máxima categoría bajo la vitola Mapfre-Williams abre definitivamente las puertas a que Emilio alquile un FW04 del año 75 a Frank Williams, con el que, como hemos dicho, no consigue pasar a la fase de calificación.
Después de aquel fallido intento, en el que por cierto también estuvo presente Emilio de Villota (el madrileño quedaría un puesto detrás del leonés en las preliminares), Emilio Rodríguez Zapico retorna a la escena internacional pero con el handicap de que la imposibilidad de completar los presupuestos convierte cualquier proyecto en muy complicado de llevar a cabo. No obstante, cosecha algunos esporádicos éxitos, sobre todo en 1984.
A pesar de que se le atribuye en algunos ámbitos un fallecimiento prematuro en 1985, en accidente de tráfico, Emilio muere en Huete, el 6 de agosto de 1996, cuando practicaba vuelo con ultraligero.
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Villota corrió con un Brabham y quedó fuera en octavo puesto de los eliminados. ¿Qué orden sigues? Villota fue más importante que Zapico.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarAnónimo ;) XDDDDD Sigo un orden cronológico, obviamente, y cuando en una etapa coinciden varios pilotos, como ahora, los organizo por fechas de nacimiento: Bragation y Zapico son del 44, el primero de febrero y el segundo de mayo, y Villota cerrará el ciclo porque nació en 1946.
Y al respecto de las importancias, creo sinceramente que todos fueron importantes, cada uno a su manera, aunque a Emilio de Villota hay que reconocerle mayor trascendencia mediática ;)
Un abrazote
Jose