Poltergeist

Adrian mira el F150th como la niña de la película que da título a esta entrada miraba el televisor antes de ser abducida. ¿Qué vera en esa zaga que replica la que ha diseñado él para el RB7?

Confieso que no he seguido como Dios manda la calificación. Esta mañana el asunto me ha pillado tomando el café con Alberto, un tipo entrañable y mucho más grande que lo que ocupa físicamente como ser humano (¡Lohi, cuídanoslo!), y al mediodía me tocaba hacer algo de intendencia después de comer con Matilde, mi madre. Total, que apenas he visto gran cosa salvo a Lewis volando bajo con su misil plateado, dibujando poemas grises sobre un gris malayo que parecía de Payne.

Al parecer, Fernando se la ha jugado a una vuelta con los blandos de Pirelli y se ha conformado con un quinto puesto que se me antoja que preludia jarana para dentro de unas horas. Lo dije el otro día, huelo a podio aunque me paso el día rebuscando en los 425 paquetitos de hojas secas que quedan en mi patio después de la tormenta. Estoy escuchando ahora mismo «You're nobody 'til somebody loves you», canción interpretada por Dean Martin que aparece en la banda sonora de la película The Mexican, y sigo oliendo a podio porque me pasa un poco como a Newey en la foto: que no me creo del todo que Ferrari ande tan cicatero.

Si las cuentas me salen, la de Maranello será la primera escudería que piensa en modo 2011, contando con los neumáticos, su rendimiento y sus múltiples posibilidades. Si no me salen, habrá que dar carpetazo y ponerse a otra cosa, aunque con el de Oviedo en la tarima del teatro me temo que acabarán saliendo tarde o temprano, porque pocos como él para leer correctamente las carreras, las temperaturas del asfalto, y lo que se ponga delante.

En fin, que a falta de mejores noticias, como tengo por costumbre hacer cuando las interrogantes superan mi capacidad de respuesta, me tiro a la cuneta saliendo del encuadre por peteneras.

Dice la Wikipedia que poltergeist viene de la conjunción de las palabras alemanas poltern (significa hacer ruido) y geist (que quiere decir espíritu), binomio que se refiere por extensión asumida a un supuesto fenómeno parapsicológico que engloba cualquier hecho perceptible, de naturaleza violenta e inexplicable inicialmente por la física, que es producido por una entidad o energía imperceptible. Y pienso yo que a lo mejor tenemos mañana oportunidad de asistir a uno de estos artificios ininteligibles antes de que el ruido blanco de la pantalla nos invite a desaparecer del escenario como por arte de magia.

En todo caso sigo oliendo a podio y no sé por qué. Como tampoco entiendo que el jodido Dean me tenga tan enganchado mientras sigo leyendo hojas de otoño en primavera.

Os leo.