Un Airbus A380 —lo cito porque es un mastodonte de los cielos bastante reconocible, a pesar de que hay aeronaves más grandes—, cuando despega genera tal cantidad de turbulencias en el aire que se hace necesario que los aviones comerciales de menor tamaño esperen unos minutos para iniciar sus vuelos con la suficiente seguridad, hasta que éstas se disipan. Los pequeños, tipo avioneta, necesitan esperar aún más.
Sintetizando mucho, un monoplaza de F1, cuando está en movimiento, origina parecidas turbulencias a su paso a las que produce un Antonov An-225 (nave de carga bastante más grande que el A380), aunque su configuración aerodinámica se parece más a la de un velero o planeador en vuelo, sí, de esos que no llevan motor y cuyas alas son enormes y aparentemente finas comparadas con el fuselaje, trastos más delicados que las avionetas y que por cierto conoce muy bien mi amigo Juan (Pirat F1).
Para explicar que sea conjugable que un objeto que produce tal cantidad de turbulencias pueda convivir con otros de similares características en un entorno relativamente inmediato y sobreviva sin hacerse añicos, como ocurre en nuestro deporte, deberíamos remitirnos a la aeródinámica que afecta a los cazas de combate, donde se juega con cosas tan raras como los valores críticos de sustentación y de velocidad, pero como explicarlo sería muy prolijo y complicado, por no enredarnos dejémoslo en que el asunto de tratar de tú a tú al aire, en F1, tiene una tela inimaginable y es por tanto una cosa que hay que abordar con sumo cuidado y respeto.
Dicho esto, el RB6 es un vehículo que a pesar de que presenta algunos inconvenientes, como citábamos en la entrada anterior, estos resultan en todo caso bastante asumibles cuando se está jugando totalmente al límite.
Extremadamente elegante, sin un estorbo, fino de líneas, sin un elemento que sobre y sin nada que se eche en falta, limpio, inmaculado, como si el lápiz de Adrian lo hubiese dibujado de un solo trazo, el monoplaza austriaco se asemeja a un poema donde cada sílaba y cada silencio cuenta, hasta el punto de que parece un F16 de la Lockheed Martin en vez de una mera evolución del RB5, pues desde la nose al difusor, todo es inteligente.
En la imagen de arriba espero que podamos observar cómo el RB6 responde a una idea muy sencilla que consiste en llevar el aire frontal hasta el difusor sin apenas interferencias, salvo las ocasionadas por la presencia ineludible de las ruedas, las suspensiones y por supueso, las aberturas de aireación de los pontones. Obviamente su esquema es similar al que utilizan los coches de la competencia, pero en la arquitectura y disposición de esta línea maestra que parece dibujada a mano alzada, encontraremos parte de la magia de Adrian.
No me extiendo, hoy no, porque aunque lo mencionado resulte necesario para comenzar a comprender todo esto, en cierto modo seguimos hablando de aerodinámica y habíamos quedado en que el invento del mejor ingeniero del momento iba de otra cosa.
De todas formas quedémonos en esta segunda entrada con el concepto de elegancia, porque encierra otros como síntesis y ahorro de elementos, y si no me equivoco es en ellos, en su manejo, donde Red Bull ha conseguido traer de calle a sus inmediatos rivales.
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Te sigo y espero el 3; me gusta como desgranas las ideas, con elegancia... "cada sílaba y cada silencia cuenta...".
ResponderEliminarJosetxu ;P
ResponderEliminarLo curioso es que ha habido multitud de teorías y acercamientos a la joya de Newey sin que, a estas alturas, se nos haya explicado de manera clara dónde radica el secreto.
La FIA y sus reiteradas pruebas de flexibilidad no han podido restar eficacia al invento. El tema de los "difusores soplados", el del suelo -siempre tan cerca del asfalto, con o sin peso-, que si las suspensiones, que si el depóstivo "móvil" de combustible,...
Para un simple aficionado era mucho más fácil la explicación del BGP01: difusores dobles y a correr.
Espero con curiosidad las partes III, IV, V...y las que hagan falta :-)
Un besote
Buenas tardes.
ResponderEliminarJon ;) Gracias a Dios esto va para largo, así que habrá tiempo para seguir siendo elegante :P
Concha ;) A mi modo de ver la cosa es bastante sencilla, como espero poder explicaros. En el RB6, Newey no ha sido tan aerodinámico como le sospechamos y sí mucho más mecánico y práctico de lo que siempre le negamos ;) De ahí que todavía no haya una explicación convincente y sobre todo clara sobre el comportamiento del Red Bull de este año.
Un abrazote
Jose