Sigo aquí

He venido tarde a casa, y pensando en qué demonios contar esta noche, porque no puedo negar que llevo una temporadita bastante espesa, como si no me quedaran cartuchos en la canana, a pesar de que confieso que acariciando mi munición con los dedos intuyo que por su abundancia podría llevar a cabo la revolución de Pancho Villa, en solitario, a las bravas, cantando aquello de «Si mi Adelita se fuera con otro…»

En fin. Ante momentos como éste, lo recomendable es atarse los machos y ponerse a escribir lo que sea, confiando en llegar a buen puerto antes que pensar en la oscuridad que te rodea. En ello estoy.

Ahora bien, por aquello de recuperar el tiempo perdido la semana pasada, me he entretenido ojeando un poco lo poco que hay por ahí, y lo cierto es que da algo de lástima observar que la moderna F1 se ha quedado en apenas nada porque se ha vuelto casi hermética. Nada por aquí, nada por allá. Nada en definitiva.

La prensa anda amordazada entre tanta red como ha impuesto la FIA, el FOM, o la madre que parió a toda esta gente, porque la información surge demasiado dirigida, tanto que parece una, idéntica, unívoca, unidireccional, la misma siempre. Sí, queda la retaguardia, la bloguería, la resistencia, pero sin material al que meter mano no hay manera, y a estas horas ni el gráfico fluye como debiera.

Así que en este paupérrimo escenario, no es extraño que nos veamos abocados a repetirnos como el ajo, y que haya momentos como ahora, aquí mismo, con el campeonato en su recta final, sin apenas lugar para elucubraciones, vaya, donde se pone muy cuesta arriba generar contenidos que no pasen por hablar de lo ya comentado, recurrir al ya lo dije (en el mejor de los casos), al ya lo dijo mi amigo (en el peor), o al cutre refritado de lo que dijo otro, sin mencionarlo, of course…

Por quitarnos nos han quitado incluso a magistrales estereotipos como Anthony Hamilton, que en épocas de sequía nos permitían pillar cacho. Max se ha retirado y a su sucesor no hay forma de meterle mano. Nelsinho ha desaparecido, como Flavio. Nos quedan el Sheriff Bean (Charlie Whiting) y Felipe Massa, pero hay que reconocer que ya no tiene gracia mentarlos.

Bernie está ganando esta batalla, también, y va siendo hora de empezar a admitirlo, porque señalado el problema tal vez sea posible paliarlo. Otra cosa es que podamos o sepamos hacerlo, que habrá que verlo, pero lo cierto es que a los aficionados nos están llevando a un atolladero de difícil solución porque la información nos llega con cuentagotas y demasiado dirigida, al más puro estilo Ecclestone, para que nos entendamos.

Por mi parte sólo puedo decir que hasta mediados de año que viene lo seguiré intentando. Luego… Luego ya veremos. Al menos hoy he podido salvar el tipo, que no es poco.