Red Bull volvía a salir exultante del G.P. de España, y digo volvía porque con algunas pequeñas variaciones repetía el éxito obtenido en Malasia, aunque esta vez con Mark Webber encabezando la prueba, y con Sebastian Vettel terminando en un meritorio tercer puesto que podía haber sido incluso un rotundo abandono, gracias al resurgimiento de los problemas de frenos que ya lo acosaron en Australia.
Sin embargo, Mónaco no parece adecuado a las prestaciones del RB6. La batalla larga y la necesidad de alcanzar velocidades altas para extraer todo lo que llevan dentro, auguran a los coches austriacos un fin de semana complicado en carrera, aunque es posible que en calificación vuelvan a rubricar su dominio, como cuando las cosas les van de cara. Pero si no es así, la de momento escudería más envidiada de la parrilla puede naufragar por ausencia de circunstancias propicias.
En cuanto a lo comentado antes de la cita española, cabe reseñar que el escenario interno ha cambiado definitivamente, y que los dos pilotos oficiales están muy cerca en la tabla de conductores como para esperar de ambos un comportamiento sintónico que ayude a Red Bull a situarse donde las apariencias la colocan.
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