La insoportable levedad del ser

No, no y no. Habíamos quedado en que Fernando era uno de esos tipos a los que la FIA mimaba; en que lo del Singapurgate no le había pasado factura porque es uno de los pocos intocables de la cosa; en que después de anunciar su marcha a Ferrari, se iba a descubrir con claridad meridiana, yo qué sé que asunto sobre la mano negra que lo ha tratado con guante blanco mientras él se encargaba de hacer ver al mundo que se lo curraba…

Por suerte o por degracia (me inclino a pensar lo segundo), esta tarde hemos comprobado de nuevo que el asturiano es el dontancredo adecuado para que el máximo organismo que rige nuestro bien amado deporte muestre lo justo que resulta cuando se trata de aplicar el reglamento a rajatabla. Total, una nadería, lo cogemos a él también, a pesar de que renunciaba a su vuelta rápida en la Q2 y de paso a entrar en la Q3, porque había banderas amarillas en la pista, y le crujimos como a los tres pilotos que apretaban a destajo mentiéndose en una ronda de calificación que quedaba viciada porque a los comisarios les cuesta ver blanco o negro cuando resulta necesario, y prefieren ponerse a valorar si hay matices cuando no sirve ni para encañonar camisetas. 

Total, una chuminada, como digo, porque entre pitos y flautas se me ha quedado cara de idiota al comprobar una vez más que lo que dicta la competición sigue quedado al arbitrio de una banda de impresentables que ejercen de dioses ciegos, sordos y mudos, y ante los que no queda nada que hacer salvo plegarse, porque sus dictados son tan imbéciles como inescrutables.

Sin querer me viene a la cabeza la imagen del gran Agustín González metido a menesteres de sacerdote, gritándole a José Luis López Vázquez aquello de ¡lo que yo he unido en la tierra no hay Dios que separe en el cielo! Obviamente, grandezas como La escopeta nacional no las ha visto esta gentuza en su vida, ni en pintura, y no hace al caso quejarse ahora de su falta de cultura y de criterio, sino de las ganas que tienen de parecer lo que no son por aquello de seguir pareciendo lo que no son, no sé si me entendéis.

A Buemi lo han pasado por la trituradora de papel porque el chaval ha entendido que a unos metros de los garajes, lo propio era irse hacia ellos por evitar la enésima bandera roja de la jornada. Sutil, Barrichello y Button por ir a toda pastilla para meterse en la Q3, que se han metido. Y al Nano por pasar por ahí, por intocable, porque apetecía, vamos, por no apellidarse Schumacher o Hamilton, porque parezca que la justicia se imparte de igual manera para todos, no vaya a ser que nos hartemos de tanto cachondeo. Total, una bagatela. Mañana la parrilla de salida la habrá elaborado la FIA en sus despachos, como ocurre en cualquier deporte que se precie de ser llamado por tal nombre.