¿Esfuerzo? El justo

Como venís comprobando desde hace algunas semanas, dispongo de muy poco tiempo para comportarme como un ser humano, y no lo encuentro ni para respirar ni para contestaros como merecéis, que os lo merecéis. Sí, me estoy dirigiendo a vosotros, a todos y cada uno de los que cada tarde y cada mañana o mediodía hacéis que sentarme al atardecer frente al teclado me resulte un bálsamo así lleve los párpados clavados a media altura.

Este blog no sería nada sin vosotros. Os lo he dicho varias veces y no me cansaré de repetirlo, y permitidme hoy que lance unas cuantas salvas en vuestro honor, y del 7.62 para más señas, porque nos han dado un nuevo premio, de esos tontorrones que circulan por la red y que saben a gloria porque revelan que alguien te reconoce y quiere afirmar públicamente que lo hace, sin que el rubor le borre la cara, cosa que en estos tiempos que corren viene a significar que todavía queda gente a la que le gusta llevar la frente bien alta.

En vuestro nombre y en el mío permitidme que acepte el que nos ha brindado recientemente El Opinómetro, y que recule sobre mis palabras para recuperar el que nos fue otorgado por Mai hace algo más de tiempo, y al que renuncié en su momento porque entre los agraciados se encontraba un blog con el que en aquel entonces no quería compartir espacio —María, sé que sabrás perdonarme. Han cambiado demasiadas cosas, y bien está que todo vuelva a su sitio porque a los enemigos que se declaran como tales, aunque resulten en extremo bobos, también se les debe algo, ¡qué demonios!—.

Aunque me gustaría afirmar categóricamente que de «esfuerzo personal» hay bien poco en lo que hago aquí, pues todo en Nürburgring ha sido y sigue siendo disfrute del sano, doy acuse de recibo y levanto mi vaso de Jack Daniels para brindar por vosotros, auténticos artífices de todo esto.