El as en la manga

Tengo ante mí una tarde tranquilita y muchas ganas de escribir, así que no os moleste si después de esta entrada hay alguna más, aunque no lo prometo. También tengo la cabeza llena de ideas locas y me apetece soltarlas para que no se enquisten, no sea que terminen por pasarme factura.

La más gorda de todas tiene que ver con la fenomenología paranormal que ha sacado a relucir durante estos días lo mejor que lleva dentro nuestra tradicional comprensión española de las cosas. Sabéis, porque lo he dicho, que cuando me dicen que mire a un lado tiendo instintivamente a mirar al otro, y en este orden de cosas, me sigue sorprendiendo lo sencillo que le está resultando todo al señor que aparece más arriba. Vamos a ver, como decía aquél, de los tres condenados por el caso Singapurgate, dos insisten en que las cosas ocurrieron de manera diferente a cómo afirma la FIA que sucedieron, y sólo el tipo que ha quedado impune bajo el paraguas de la inmunidad dispensada por la egregia institución que dirige el cotarro, sigue en sus trece y encima se ha ido de rositas.

Si no corrieran los tiempos que corren, cualquiera con dos dedos de frente sacaría la conclusión de que el traidorcete estaba comprado y testificaba al dictado, entre otras particularidades, porque es el único que al estar federado podría sufrir las iras de Max Mosley en propias carnes. Briatore insiste en que no sabía nada por mucho testigo-X que haya testificado (¡manda huevos la figura anónima del figura que aporta pruebas contundentes!). Symonds afirma que la idea fue de Nelson, y que mejor habría hecho mandándole a tomar por donde amargan los pepinos en cuanto lo propuso… pero la FIA dice que el hijo de Piquet resultó una víctima propiciatoria de la voracidad de Flavio, y que fue manipulado por Pat, y aquí nos hemos quedado.

Por suerte, Grosjean ayer, Webber esta mañana, y Barrichello esta tarde, han venido a demostrar lo fácil que resulta darse un boinazo en una ratonera, jodiendo, si se tercia, una calificación y por ende la carrera a la que antecede, lo que en plan buenorro me lleva a pensar que el famoso testigo-X pudo ser el mismísimo Charlie Whiting porque él y sólo él resultaba imprescindible para que las cosas ocurrieran tan finamente como la FIA dice que sucedieron hace ahora un año en Singapur; y en malorro, que todo fue una concatenación de hechos en los que la picaresca tuvo mucho que ver, desde luego, pero que fueron cocinados con posterioridad, y que al final han sido presentados de manera torticera por un maître que se las sabe todas y que ha pescado en río revuelto a uno de sus enemigos declarados.

Veremos cómo termina la cosa, pero como decía más arriba, si no corrieran los tiempos que corren, cualquiera sacaría la conclusión de que el traidorzuelo estaba comprado y testificaba al dictado. Lo que me lleva a preguntar si no habrá sido Mosley, y no Briatore, quien ha puesto las pelotillas en la garganta al as que se ha sacado de la manga y que ahora es defendido como clara víctima de mobbing, y también por el pecunio que le ha prometido por servirle en bandeja a Flavio.

Os leo.