No voy a mencionar al pequeño Rayan más que al principio de esta entrada porque me apetece dedicarle un breve recuerdo y porque quiero evitar caer en trampas de cualquier tipo al tratar de evaluar un hecho circunstancial que me sobrepasa y me conmueve, pero que delata que el sistema en que creemos hace tiempo que nos ha dado la espalda, porque esa es la verdadera razón de tanto espanto y analizarla como realmente merece se me escapa por completo (no me faltan ganas), y porque creo que en el fondo no serviría de nada ya que en cuanto haya una noticia de mayor impacto, o más novedosa, o más interesante para los que nos narcotizan a diario mientras nos meten el miedo en el cuerpo, Rayan, su pequeña historia, su pequeño gran drama, será enviado a la papelera del olvido como tantos otros retazos de tragedias que nos rodean y de las que no sabemos nada en absoluto.
Por él, y también por mí, no me voy a molestar en negar lo evidente, hoy me apetece hablar del mundo bueno, de aquello a lo que no prestamos atención, de ese ser que fuimos y que ya no vemos en el espejo cuando nos miramos en él, capaz de adivinar formas y colores y dotado de una magia que con el tiempo nos hemos ido negando por embarcarnos en hacernos mayores, responsables, perfectos idiotas.
Por suerte he sabido guardar algunos rescoldos de aquel niño pecoso que fui y que recorría el largo trayecto entre Santurce y las piscinas de Portugalete prendido de la mano de mi madre, con los ojos cerrados para evitar que la luz los hiriera, en veranos como éste pero de un tiempo muy lejano. Por suerte, digo, me siento dichoso por haber sido un crío al que cuidaron porque llegó como un regalo, que creyó y vio más allá, y que llegado el momento de convertirse en un idiota como tantos, decidió evitar la emboscada aferrándose a sus sueños.
Me hice mayor y seguí soñando, y entendí que los sueños sólo sirven de algo si se lucha por ellos, pero el día en que nació Josu, cuando lo vi amanecer a la vida mientras sujetaba la mano de Cata y le acariciaba el pelo, comprendí de inmediato que soñar no sirve de nada si no se enseña a soñar a otros, y me puse a ello en cuanto pude con mi nuevo y único aprendiz.
Recuerdo que sin que Josu hubiera cumplido un año, un atardecer limpio de invierno lo cogí y me lo llevé a los acantilados de La Galea en el Ford Fiesta. Allí, sujetándole fuerte contra mi pecho, entre mis brazos, me acerqué a un metro de la cornisa para enseñarle el mar infinito, el cielo dorado y azul, el vacío bajo mis pies, la espuma del agua al romper, su sonido, el de las olas, para que sintiéramos el viento frío acariciándonos las caras, y para anunciarle que hasta donde alcanzaba nuestra vista y más allá, todo era suyo si lo quería y se atrevía a cogerlo.
No le gustó la experiencia, lo sé porque sin decir nada ni llorar, miró, vio y se agarró a mí como un náufrago a una tabla. Sin embargo, sueño con que el sortilegio surtió efecto. Josu ha sido un chaval imaginativo y soñador hasta que comenzó a sortear los arrecifes de la adolescencia, momento en que se apagó un poco, la verdad, pero ahora le brillan los ojos otra vez y sueña él solo con comerse el universo porque está recordando de nuevo que le pertenece. Ya no me necesita, y me alegro.
Buenas noches
ResponderEliminarHay una palabra que siempre me cuesta mucho decir:
MAESTRO
Gracias por perder tu tiempo con nosotros
Si me permites Maestro, me sentaré a vuestro lado, en silencio, en ese universo paralelo en el que podamos juntar dos momentos distintos en el mismo sitio y a la vez, con el indio apache bien amarrado (porque es muy movido) para enseñárselo a la vez.
ResponderEliminarJosu tiene suerte de poder transmitir lo que le has enseñado.
Un abrazo a todos, Jose.
Saludos desde Casa
Mi Jose preferido. Sin perder el rumbo.
ResponderEliminarSanreza Forever
He escrito y borrado cuatro comentarios.
ResponderEliminarEstoy segura que Josu aún te necesita y te necesitará siempre, de otra forma menos primaria, más elaborada y quizá por ello, más auténtica. Estará a tu lado porque te quiera no porque te necesite; aunque sólo sea para, dentro de muchos años, volver a ver ese niño que fue cuando se mire en vuestros ojos, como nosotros necesitamos volver a nuestra madre para que nos atiborre de comida y nos siga ofreciendo "el mundo" entero para elegir.
Sí, coincido contigo , qué alegría que nuestros hijos nos vayan necesitando cada vez menos.
Gracias por estos pensamientos.
Buenos días a todos ;)
ResponderEliminarTadeo ;) Hay otra igual de difícil de decir pero que me gusta más: colega, compañero, amigo ;)
Las gracias para vosotros que andáis por aquí así caigan chuzos de punta :P
Pirat ;) Vale, hecho XDDDDDD
Josu tiene suerte de saber ser él mismo, aunque sospecho que algún día descubrirá que forma parte de un cable de hilos trenzados ;)
Sanreza ;) Ahí, ahí, a cambiar este puto mundo :P
Concha ;) La ley de la vida y de la manada, de la tribu XDDDD Y de gracias nada ;)
A ver si encuentro un hueco y os cuento cómo le enseñé que los Reyes Magos existen de verdad, porque los ha visto y no en la cabalgata, que también, sino en mitad de la noche XDDDDDDDD Ésa sí que es buena ;)
Un abrazote
Jose
Yo asomé también a un acantilado del Cantábrico, hace unos días, a mi pequeño nuevo amigo y tirano, el día que cumplía nueve meses, y sí. La verdad es que a éste parece que no le asustó. Me pareció oirle suspirar y al día siguiente le metí en el mar, entre olas. Me asusté, porque parece no tener miedo a nada.
ResponderEliminarJoder, sabes que estoy sensible del todo. Me haces llorar, pero no te apuntes mérito alguno porque en mis circunstancias sabes que soy un tío facilón.
ResponderEliminarUn abrazo,
Mr Proper ;) Nada más lejos que apuntarme este tanto, y de facilón nada, siempre has sido un hueso duro de roer y te quiero firme y algo más curado para cuando volvamos a discutir del coche de Fernando ;)
ResponderEliminarHasta ese momento, te seguiré esperando ;)
Jose
Todo el santo dia con los puntos infectados y la internete escacharrada, así que a ultima hora te lo comento.
ResponderEliminarMaestro, eso lo daba por hecho, por lo menos por mi parte, y quiero que sepas que tengo mas amigos que maestros sin que singnifique prepotencia. De todos y de todo se aprende, pero de pocos puedes aprender varias cosas.
Un abrazo
PD: mañana toca leer con calma el post de hoy, prefiero reposarlo, como el tequila