Me sé de uno…

Al pobre Nelson no le pasan ni una, y aquí es donde está la gracieta, porque en cuanto el bueno de Flavio habla de cualquier otra cosa, inmediatamente se saca la conclusión de que oculta algo, pero en lo tocante al brasileño... Sí, nuestro vetusto latin lover tiene algo de canalla latino que lo trasciende en tahúr en cuanto abre la boca, y él, que lo sabe, juega al escondite con quien se cruza en su camino. Pero está muy lejos del cinismo encorsetado de un Wismarth o un Fry, o de la hipócrita impostura del jubilado (¿?) Ron Dennis. Sí, reitero, Flavio tiene ese algo que sólo da la calle y que lo convierte en un temible enemigo dialéctico, porque en cuanto te descuidas te ha robado la cartera, y el alma si la tiene a tiro.

Decía que al pobre Nelson le están lloviendo críticas de todos los lados, y a que le estén crucificando ha ayudado alguna que otra palabra altisonante de su patrón. Pero llegados a este punto, debo decir que no cuela, y que no lo hace porque este año Renault juega de nuevo a por los dos títulos, por si no nos habíamos enterado.

Fernando no puede luchar sólo… bueno, sí podría, pero estamos a lo que estamos y creo que ya me entendéis. Necesita un colega que le cubra las espaldas y sume puntos, y es aquí donde veo a Piquet en su segundo año, que no es por nada pero ya ha decorado su casco en un remedo del que llevó su padre, y no le presumo cagándola en lo que parece un año de homenaje. Es cierto que al chaval le falta la mecha y la chispa que disfrutaba el gran Nelson (irrepetible, en todos los sentidos), pero atesora en su mirada una seriedad inteligente y felina que se me antoja demasiado pasada por alto por la prensa, y que clama a los cuatro vientos que el tricampeón del mundo supo y sabe gozar de la vida sin atender a prejuicios, pero que a la hora de mirar hacia el futuro de cara buscó la compañera más hermosa e inteligente para prolongarse hasta el infinito (su chiquillo es la prueba).

Creo en Nelson (ya sé que se me nota), en su potencial y habilidades. Dispone de un buen curriculum en franjas menores, y el año pasado superó con notable el paseo por el desierto, aprendiendo. La pretemporada (ésta y todas) es mal momento para sacar conclusiones, pero me juego la mano con que dibujo y escribo a que el brasileño está ejerciendo de Don Tancredo con la vista puesta en Melbourne y el resto de la sesión, mientras el asturiano y los ingenieros y mecánicos ponen a punto el ornitorrinco, y se perfila el monoplaza con que asaltar el mundial de constructores, porque quiere estar ahí, en primera línea, cumpliendo lo que le han encomendado.

¿Las chorradas de Flavio? Como la pintura negra ocultando el cajón bajo el morro del R29: pura parafernalia para hacer creíble el farol, porque qué mejor que afirmar que uno está manco para pillar a contrapié al contrario soltando un gancho de izquierdas totalmente inesperado.

¿No ha dicho Briatore que Renault seguirá en la F1 mientras haya buen balance? Pues eso.