1996 supone para McLaren un nuevo punto de partida y Ron Dennis decide zanjar definitivamente el complejo asunto de dotar al equipo de un par de pilotos que hagan más fácil el trabajo de los ingenieros y mecánicos, emulando la estructura que tan buenos resultados había dado en un pasado cercano (Watson-Lauda, Lauda-Prost, Prost-Senna). La escudería, en los 3 últimos años, ha recurrido a 6 pilotos diferentes, de los cuales sólo Mika Hakkinen ha repetido volante... A todas luces la cifra es demasiado abultada.
En realidad la solución ya estaba prevista para la temporada anterior, aunque un pequeño problema la pospuso hasta la siguiente, y es que en 1995, Hakkinen, indiscutible primer piloto desde la ausencia de Senna, necesitaba a su lado un refuerzo solvente que permitiera rentabilizar su esfuerzo como primer espada. La elección recae sobre el joven escocés David Coulthard, quien tras una más que meritoria carrera en fórmulas menores había pilotado como probador para Williams en 1993 y 94 (en esa temporada condujo en algunas pruebas sustituyendo al fallecido Ayrton, al lado de Damon Hill, aunque tuvo que ceder su volante a Nigel Mansell por imperativos de Renault, motorista del equipo británico). Sin embargo, el anuncio de su partida con dirección a la archienemiga McLaren, origina que Frank Williams le obligue a cumplir el contrato que les vinculaba todavía una sesión más, pasando a ser titular aunque jamás recibiría trato como tal. Con todo, David ganó su primera carrera ese año (Estoril) sin lograr hacer mucho más.
En 1996, el sueño renovador de Dennis se concreta. Por un lado el equipo dispone por fin de un motor competitivo aunque aún en periodo de pruebas (Mercedes 3.0 V10), y la tranquilidad que ofrece la asociación con la marca alemana comienza a sentirse en cada rincón del equipo. Por otro, Mika y David se complementan y se llevan bien, aportando con ello el equilibrio necesario para que el trabajo global resulte fructífero. Sólo hay un problema: los chasis diseñados por Oatley y Durand siguen adoleciendo de falta de estabilidad, cuestión que acabará resolviéndose en 1997, con la entrada en escena de Adrian Newey, padre de una de las mejores generaciones de monoplazas McLaren (MP4/13 a MP4/18 como diseñador, y a MP4/20 como director técnico).
Retomando el hilo. En 1996 el equipo comienza prácticamente de cero. Mika queda quinto en la general de pilotos y David, séptimo, y consiguientemente, la escudería queda cuarta en la tabla de constructores, por detrás de Williams, Ferrari y Benetton. En 1997, la calidad sobresaliente del escocés se impone en la pista permitiéndole terminar tercero, mientras que su compañero lo hace en sexto lugar. La de Woking vuelve a ser cuarta en la general de marcas.
En 1998, ante la posibilidad de que el esfuerzo de Mika Hakkinen durante estos años quede en agua de borrajas, Coulthard (quien quedará otra vez tercero) aflojará el pedal para permitir que el finlandés gane su primer título mundial y la escudería el de constructores (el mercado nórdico es primordial para la firma de Stuttgart, y la victoria de Mika y McLaren disparan las ventas). En 1999, vuelve a repetirse el escenario. David, dócil y leal, custodia a un Mika soberbio (5 victorias) y le permite repetir entorchado mientras él se agencia la cuarta plaza con 4 victorias, aunque el equipo pierde el título de marcas a manos de Ferrari, que ya empieza a rentabilizar la llegada de Michael Schumacher.
En 2000, McLaren dobla la rodilla pero firma otra temporada sobresaliente. Mika ganará 4 carreras y quedará segundo en siete ocasiones. David se hará con 3 victorias, alcanzará en cuatro ocasiones la segunda posición y en cinco la tercera. El finlandés se alzará con el subcampeonato y el escocés, con la tercera posición, aunque como mencionábamos antes, Woking se quedará a 18 puntos de conseguir el título de constructores.
En 2001, Mika se muestra cansado. Son demasiados años tirando del carro. Siente que ha llegado el momento de su retiro definitivo y decide devolverle a su fiel compañero parte de lo que ha recibido, aunque elige un mal momento, porque el binomio Ferrari-Schumacher resulta sencillamente imbatible. Coulthard y Hakkinen ganarán 2 carreras cada uno, suficiente rédito para que el escocés logre su mejor posición en un campeonato: segundo, a un mundo del Kaiser (a 58 puntos). Mika se contenta con el quinto puesto y McLaren repite subcampeonato en la de constructores.
Lo que son las cosas, el tándem de pilotos que sacó a McLaren de la peor crisis que había padecido, se disolverá sin continuación tras 5 años de colaboración impecable (una de las más largas de la historia). Tras la anunciada marcha de Hakkinen, su lugar lo ocupará un piloto novel muy prometedor y de su misma nacionalidad, que ya ha despuntado en Sauber: Kimi Raikkonen.
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