Algún día os hablaré de Lucio porque en buena medida muchas de las entradas en este blog se deben a su inestimable contribución. Permitidme que posponga su retrato porque a pesar de que la de hoy se origina precisamente, en la charla que hemos mantenido mientras desayunaba yo en su cafetería, toca hablar del futuro del Nano, como casi siempre.
Y es que Lucio no ha visto con buenos ojos lo de que Fernando se vaya a subir a un Renault el año que viene. Habría preferido un equipo en el que su contribución fuese más palpable después de la cantidad de gorrazos que le han caído en McLaren. No es, tampoco, que se haya vuelto loco o le falten luces pues su razonamiento, lejos de ser precipitado o inconsistente, lleva demasiado fundamente como para pasarlo por alto.
A falta de un coche ganador (es ferrarista, como yo) la opción Renault le suena un poco a emboscada: si las cosas van bien, Briatore puede colgarse la medalla sin rubores ni complejos, a fin y a cuentas ha sido el principal promotor de que el asturiano conduzca el R28 y lleva tiempo diciendo que va a ser un magnífico monoplaza sin que se intuyera siquiera que el de Oviedo lo iba a conducir; y si van mal, bastará que rebusque entre la abundante porquería de este año pasado para justificar el desastre. En ambos casos, Alonso puede quedar eclipsado y eso, a Lucio, le parece demasiado riesgo.
Desde su punto de vista, descartado el tercer título como mínimo hasta 2009 con Ferrari, en Red Bull, Honda, Williams o Toyota, nuestro bicampeón podría reivindicarse en 2008 con alguna victoria, varios podios, unos cuantos buenos puestos, demostrando visiblemente que vale un huevo y la yema del otro.
Yo le comento que la cosa no funciona así, que lamentablemente la historia de la Fórmula 1 está demasiado llena de pilotos grandes que destacaron en equipos menores pero de los que no se acuerda ni el tato porque posteriormente no prosperaron, y que caer en la ilusión de pensar que no las vamos a pasar putas por cambiar la de Flavio por otra escudería sí que es un riesgo. Además, le digo, Fernando es cabezota y tiene ganas de sacarse la espina que lleva clavada en la espalda cuanto antes, y por ello ha apostado por la mejor opción que tenía a mano, una que aunque sobre el papel no suponga nada del otro jueves, al menos es segura porque el asturiano conoce a su nuevo equipo como la palma de su mano. Ya puestos, la actual Renault me recuerda a la de McLaren de 2006, que no pudo ganar una miserable carrera en toda la temporada ni con Kimi, ni con Juancho, ni con Pedro, y que mira tú por dónde, este año se ha llevado nada menos que ocho victorias con Lewis y el Nano al volante.
El coche británico sin duda era mejor que el de hace dos temporadas, pero si la contribución a ese raro despertar de McLaren no ha trascendido en la parte que le toca a Alonso, se debe fundamentalmente a que en Woking se han empeñado en reducirlo a polvo para favorecer el relumbre de Hamilton, aunque no han engañado a nadie, eso es cierto, porque nuestro compatriota ha mantenido en vilo el futuro inmediato de al menos seis escuderías, y eso dice mucho de lo que realmente vale e interesa en la actualidad. Renault parece un equipo mediocre ahora, pero antes de apostar a si el asturiano ha acertado o no, me temo que habrá que esperar a ver cómo funciona con Fernando en el cockpit de uno de sus monoplazas.
Ni por esas. Lucio sigue mostrándose receloso.
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.