viernes, 6 de junio de 2025

Two mules for Sister Sara


Leyendo sobre la punzadita en el corazón que confesaba sentir Lewis después del Gran Premio de España, he dejado de tener claro si él venía a salvar a La Scuderia o era la rossa la que tenía obligación de salvarle a él, aunque, comprobando el pastizal que percibe el inglés —confieso que he tenido que cotejar diferentes informaciones—, me atrevería a decir que el heptacampeón del Mundo es quien tiene que mover el culo y dejarse de lagrimitas.

Hamilton ha aterrizado en Maranello para embolsarse entre 60 y 100 millones de dólares al año, según estimaciones, y lo suyo sería que se tomara en serio, inicialmente, calmar a la prensa compatriota y la italiana, tan alocada y mediterránea ella, porque el astro es muy de bucles y este que está afectando a Ferrari es tan goloso para sus tejemanejes como peligroso para el interés de la escuadra, y, no sé, a lo peor así no llegamos enteros a Navidades.

La prensa anglosajona nos ha cogido la delantera y anda insinuando que el SF25 se ha atragantado al ídolo porque es un monoplaza hecho a la medida de Leclerc...

Pasando por alto que el monegasco es el que estaba en 2024 y nadie le ha preguntado todavía qué tal se siente con un coche diseñado para potenciar sus cualidades, ni mucho menos si realmente es así como dicen, el de Stevenage debería haber dado ya algunas muestras de intentar adaptarse, que ya vengo diciendo que no lo parece habida cuenta del tonito que van adquiriendo las quejitas y malestares que verbaliza el ínclito.

Igual todo se debe a que Lewis imaginaba otro escenario desde donde fuese más sencillo liderar y resultar inspirador, pero el caso es que a la guerra uno va con lo que tiene, no con lo que desearía tener, y aquí es donde veo que el británico está dilapidando una oportunidad pintiparada para demostrar que es el piloto más grande de todos los tiempos, sufriendo con optimismo y fe numantina, sumando en vez de remar en dirección contraria, convirtiéndose en el faro que necesita Ferrari para encarar adecuadamente el cambio de Normativa que se avecina el año próximo, o, sencillamente, recordando aquello de que Zamora no se conquistó en una hora o pensando en el dinero de la nómina.

Con tan sólo nueve carreras disputadas la cosa pinta bastante chunga, para qué os voy a engañar. Cuando Hamilton empieza a llamar a los suyos no suele haber vuelta atrás, y a fe mía que ha comenzado a solicitar ayuda externa demasiado temprano.

Seguiremos informando. Os leo.

1 comentario:

  1. Lewis Hamilton supongo que cambió a Mercedes por Ferrari aparte de por la pasta (no la que se come, pero también), como una forma de motivación personal para luchar y conseguir el octavo título vestido de rojo, lo que lo consagraría hasta el infinito y más allá..........

    No se que le contaron los de Maranello desde el punto de vista técnico para convencerlo, pero imagino que lo mismo que a Fernando y a Vettel. El que más cerca ha estado de conseguir un titulo ha sido Fernando que luchó hasta la extenuación con un coche inferior y la mala suerte.

    Hamilton no está hecho de la misma pasta que Fernando, en el sentido de ser un luchador empedernido y guerrear con lo que tienes, intentando mejorar siempre. No, el campeón británico solo ha deslumbrado en su etapa de debut (pero dejando señales de que a las primeras mal dadas, me enfado) y en la etapa Mercedes, donde acertó de lleno. De esta etapa poco que decir, seis títulos de ocho posibles con un coche muy, muy dominante.

    Veo a Hamilton perdido y aunque no lo dice añorando a Mercedes. No encuentra la motivación suficiente para luchar con un coche inferior con otros mas dominantes (ahí, Max y Fernando si lo consiguen) y ese es el problema, encontrar la motivación en todas las carreras para llevar al coche mas lejos de lo que el ordenador del equipo te indica.

    Ganando esas batallas, se puede llegar a ganar la guerra (el octavo título), pero el general Lewis no está por la labor. Está triste, añorando tiempo mejores y sin ganas de luchar contra Leclerc y la predestinación que los de Maranello le auguran.

    Lo veo mal en el corto plazo, y solo la esperanza de que Ferrari de con la tecla en 2026, el motivo para seguir. O espabila o se lo comen como a la pasta italiana.........

    Un saludo y reflexión de un alonsista.

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