sábado, 8 de marzo de 2025

Liberty y Netflix


A mí no me miréis, sabéis de sobra que, como ficción o sustitución inevitable de viejas carreras y dramas de verdad, antes que meterme en vena Drive to Survive prefiero disfrutar de Michel Vaillant —el álbum que sea— o ver de nuevo Grand Prix o Le Mans, o Ford vs. Ferrari, en bucle a poder ser.

Llevo ya mucho tiempo criticando la extorsión a la que nos someten Liberty Media y su brazo armado Netflix, en su afán desmedido de agilipollarnos por completo y convertirnos en bebés de chupete que tragan todo lo que cabe en el biberón, y como decía aquél: hasta aquí mi opinión sobre el último bodrio parido por esta gente con el fin de estimularnos antes de que dé comienzo la temporada en sí, que ni he visto ni veré porque ya tengo una edad y preciso cuidarme, aunque básicamente todo consiste en que no me gusta que me traten como si fuera bobo.

¡Vale, me he quedado sin entrada!, así que, con vuestro permiso, permitidme que estire el asunto reflexionando sobre cómo los defensores de la NASCAR y la IndyCar en redes sociales y en oposición a la Fórmula 1, claro, se van quedando poco a poco con el culo al aire, porque muy mal deben andar por allí las cosas si el público norteamericano que dice buscar Liberty para enamorar con nuestro deporte, precisa docudramas artificiales del calibre meritorio que ofrece el producto Drive to Survive.

Entiendo que Stefano Domenicalli agradezca el esfuerzo a Netflix y la felicite por lo conseguido, pero convendría que no equivocáramos churras con merinas. Al otro lado del Atlántico hay al menos tantos atontados como en la vieja Europa, y es a ellos a los que busca encandilar la dueña de la Fórmula 1 con sugestivas interpretaciones de la realidad. 

Liberty Media no va a por el abundante público culto en esto del automovilismo que hay desde Canadá a la Patagonia, ni a los que se toman la actividad con una mínima seriedad, quitároslo de la cabeza. Ha puesto su diana en el perfil de consumidor fácil que ni hace preguntas ni tiene criterio, dócil con lo que sirve el patrón, que comprará lo que sea por estar a la última y en tendencia, que, por desgracia, abunda en todos los puntos del globo.

Os leo.

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