España huele a Fórmula 1 más que de costumbre, y después de políticos y medios laudatorios o cortesanos, los especialistas de cuarta y quinta línea, incluso de más atrás, han comenzado a tomar posiciones por si en el reparto cae algo.
De momento el Gran Premio sólo supone un runrún lejano que ofrece algunas pequeñas aristas. 2026 queda lo suficientemente lejos como para que el apremio no resulte demasiado urgente, y tan cerca como para no perder el tiempo. Toca portarse bien. La escaleta lo confirma, donde manda guión no manda marinero, y, en consecuencia, la ciudad de la alegría permanece bajo un silencio pegajoso que no quiere recordar los ecos de Valencia, ni que cuando las cosas se hacen a destiempo rara vez sirven de algo.
Eppur si muove. Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario