Concha nos decía en el pretérito pluscuamperfecto de Nürbu: quien nace barrigón de más está que lo fajen, y a su sabiduría me agarro para encarrilar una entrada que, en sentido estricto sobra porque, al respecto de Sauber, parece que llueve sobre mojado y está todo dicho, y desde casi el comienzo de temporada [Porque patatas (Stake/Sauber)].
Si el proyecto 2024 debería servir para entrever qué sucederá en 2025, casi podríamos decir aquello de el último que apague la luz, aunque tampoco son fechas para ponerse tontorrón con las sorpresas que puede depararnos el futuro.
Mattia Binotto sustituía a Andreas Seidl en julio; Valtteri Bottas se integra en la estructura de Brackley el año próximo; Guanyu Zou se queda y llega el novel Gabriel Bortoleto para ocupar el puesto del de Nastola... Bueno, si hay coche la temporada que viene el cóctel puede resultar atractivo, pero como Sauber continúe echando barriga, Audi va a necesitar algo más que un milagro en 2026.
4 puntos como saldo para una sesión compuesta por 24 pruebas y 6 Sprint no da ni para sacar pecho un poquito.
El resultado ha sido pobre de narices, y así lo pintemos de colorines no podemos leerlo de otra manera salvo que nos arriesguemos a insultar la inteligencia del personal, cosa que, obviamente, no voy a hacer. Quizá creímos demasiado en la excelencia alemana y sus milagros, olvidando que, en épocas no tan lejanas, el aire acondicionado de los Volkswagen era mejor no encenderlo porque sólo limitaba el rendimiento del motor. Ni frío ni calor sino todo lo contrario, lo mismito que Sauber en 2024.
Os leo.
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