miércoles, 20 de noviembre de 2024

Gaza agoniza


Desde que Elon Musk, el adalid de la libertad de expresión, decidió cancelar en Twitter todo lo que olía a expresión libremente articulada, el mundo globalizado se ha hecho un poquito más pequeño y cada segundo que pasa muere un hada, gazatí, para más señas.

Quiera Dios que alguien investigue al sudafricano y si su plataforma tuvo algo que ver en las elecciones venezolanas y europeas, pues a lo peor descubrimos que estaba entrenando para las norteamericanas. Sea como fuere, mis publicaciones en su red se caían y los retuits dejaban de ser efectivos a los pocos minutos, segundos, acaso. El 3 de este mes, por la tarde, abandoné su cloaca, dos días antes de que un individuo que jamás debería haber llegado a ocupar el sillón del Despacho Oval revalidara su título de dueño del mundo, básicamente porque sólo hace falta un nutrido grupo de imbéciles que haga posible este tipo de milagros.

Me preocupa lo lejos que nos siguen quedando Gaza y su población palestina, o la de Cisjordania y ahora el sur del Líbano, y lo rápido que hablamos de elecciones limpias y libres. 

Creía ingenuamente que habíamos aprendido algo de las lecciones que nos brindó la II Guerra Mundial, pero veo que no, que siguen triunfando estimulantes gilipolleces como las vertidas por Arturo Pérez-Reverte o Íker Jiménez y sus contertulios; o las moralinas del inefable Pablo Motos y sus palmeros; o la forma de hacer periodismo (sic) que nos muestran día sí y día también Carlos Alsina, Ana Rosa Quintana o Antonio García Ferreras, por citar tres ejemplos de buena praxis, o cuantos consideran que reducir Palestina a cenizas podría suponer un bien para el Occidente democrático.

Hemos convertido la realidad en puro espectáculo, pero Netanyahu es ese amigo al que le das tu lealtad sin hacer preguntas y acaba llenándote de una mierda que no te quitas de encima ni así te duches mil veces...

Gaza muere porque somos tan genuinamente irresponsables como para pensar que cualquier futuro levantado sobre cadáveres será posible. Pero pasados los años alguien nos reclamará qué cojones hicimos que no supimos pararlo si estaba sucediendo ante nuestros propios ojos y en tiempo real.

Dice la RAE que Sensibilidad supone: compasión de las desgracias de otras personas. Compasión, humanitarismo, piedad, misericordia, filantropía, consideración, benevolencia, caridad, bondad, amor, altruismo, afabilidad, y a esta definición es a la que hemos dado la espalda con tal de parecer que meamos colonia y que lo de Gaza ni nos va ni nos viene porque el Papa es zurdo y de eso otro se ocupa nuestro carnicero en Oriente Medio.

Pero nos consideramos europeos cristianos, apostólicos y romanos, aunque Jesucristo nos habría reventado a cordazos por hipócritas...

Gaza agoniza, gracias, entre otras muchas cosas, a que permitimos que un ricachón de mierda interfiera en nuestras decisiones y modele el mundo a su antojo, porque nada es importante hasta que vemos las orejas al lobo y resulta demasiado tarde para reaccionar.

Os leo.

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