Los chiquillos no lo pillan, pero entre este señor de arriba y la tropa de Liberty Media se mantiene la ventaja a favor de mi Bruja de Blancanieves, un tahúr, un mago con cientos de conejos en la chistera y miles de trucos en el bolsillo, tan mangante como los de ahora, pero, al menos, dignificado por ese estilo tan característico que distingue a los que han salido de la calle y han llegado arriba para seguir ejerciendo de lo mismo, aunque con una billetera abultada y podrido de dólares, euros y libras esterlinas —seguramente también cuenta en su haber con yuanes y bitcoins.
Domenicalli, Maffei, Bratches, el propio Malone, son vulgares trileros al lado del Boss, unos aprendices, diríamos, unos quienes que durarían menos en lo peorcito de Londres que un plato rebosando galletas.
Los críos seguirán perdidos ad nauseam porque no reconocen la épica que se ha escrito en las umbrías de la Fórmula 1, precisamente donde nuestro protagonista era O Rei. Recuerdo una anécdota en concreto que perfila la magnitud de un personaje, que pudiendo elegir libremente, escogió a Flavio Briatore como Jefe de Equipo, el Brabham BT49 como candidato al título, y a Jochen Rindt y Fernando Alonso como sus caballeros de justa.
No, obviamente la anécdota no era la que he referido en el párrafo de arriba, sino una que surgió a partir de que Nico Rosberg anunciara públicamente que se retiraba a comienzos de diciembre de 2016, pues, en ese instante, el británico pensó en el Nano y en cómo sacarlo de McLaren para que supliera al alemán en Mercedes AMG —tenéis hemeroteca y a ella os remito.
Él, que había recomendado a Sebastian Vettel que, mientras militaba en Red Bull, agasajara con una caja de bombones a Luca Cordero di Montezemolo en su primera aproximación la italiana, para luego engatusar a Sergio Marchionne con el fin de que contratara al tetracampeón a cambio de que Brackley transfiriera tecnología a la rossa —el de Heppenheim nunca tuvo manager conocido—, no tenía miedo a que se replicara en Woking la que se lió en 2007 entre el inmaduro y el asturiano...
Bernie buscaba el espectáculo, siempre lo hizo, y eso es lo que le distingue de la norteamericana, aún hoy. Pero el caso es que Liberty ya lo había sentenciado al destierro y Toto Wolff debía estar en el ajo pues la cosa ni trascendió ni fructificó, ya que el 23 de enero de 2017, apenas un mes y un par de semanas después de que Rosberg diera su famosa rueda de prensa, la nueva gerencia dio la patada a Bernard Charles Ecclestone e inició su andadura para convertir en una simple hamburguesería uno de los restaurantes más exclusivos que se ha conocido.
Os leo.
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