Si algo agradezco a Fernando es que no ha dejado de ser Fernando desde que supe de él...
Otros cambian, por la razón que sea lo hacen y no se lo reprocho, pero en el de Oviedo resulta una constante ese seguir siendo para lo bueno y lo malo, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza de resultados, las derrotas, los éxitos y victorias. Otros tampoco cambian, al menos en apariencia, pues ocultaban su verdadero yo hasta que ha acabado emergiendo y consolidándose, lo que nos pone en que han cambiado a pesar de que, nominalmente, parezca que no ha sido así. Tampoco se lo recrimino.
Está difícil combatir el paso del tiempo, y mucho más siendo el Fernando de siempre, y peor aún rodeado de tipos que se adaptan mejor a las caprichosas necesidades de la prensa y el público.
Con otros conductores no pasa lo que con Fernando, y eso me tiene enamorado, lo confieso. Es y no deja de ser, ahí, con dos avellanitas y un palo...
Os leo.
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