Manoseado por la prensa, as usual, el futuro de Carlos pinta oscuro o luminoso según sean las gafas del artista que habla de él. Curiosamente, el aficionado adulto se muestra cauto con todo este asunto, y mejor así, porque el gallinero está que se sale, literalmente.
A los que tenemos una cierta edad nos importa más la calidad del proyecto donde estará enmarcado el madrileño a partir de 2026 que los colores que vista en 2025. En este sentido, y sin parecerme un buen destino, ni siquiera una posibilidad, las opciones siguen abiertas incluso en Red Bull, ya que todos conocemos el valor real de los contratos en Fórmula 1, la calidad humana que reina en Milton Keynes y cómo pagan allí a sus pilotos, y, bueno, como quien dice, Pérez todavía tiene que salir del bache y ganarse el puesto en su segundo año prorrogado.
Está bien hacer descartes en base a supuestas alineaciones cerradas, para 2025, repito, y aún mejor olvidar negligentemente que Aston Martin completó la temporada 2022 con 55 puntos —3 menos de los que lleva acumulados en esta campaña— y firmando la séptima posición, para sumar 280 en 2023 quedando quinta, a tan sólo 22 de McLaren pero con un sobrante de 160 sobre Alpine.
Williams, sí claro. Estoy hablando entre líneas de la escudería de Grove porque suena como la candidata más fuerte para llevarse los servicios del español, porque en realidad sigo teniendo una fe apabullante en lo que haga. Ha toreado en peores plazas [El bloqueo de Red Bull a la renovación de Sainz por Renault les llevó también a perder a Ricciardo], tiene la cabeza sobre los hombros, está bien asesorado y sabe lo que se hace, de manera que elija lo que elija bien elegido estará.
Me gustaba más Audi, pero qué le vamos a hacer, Williams tampoco está tan mal, sobre todo si hacemos bien las cuentas y no nos dejamos llevar por el color de los cristales de nuestras gafas.
Os leo.
Coincido 100% con el análisis.
ResponderEliminarIncluso lo de RB sería posible todavía.
No olvidemos que la F1 es ante todo un negocio de unos señores privados.