lunes, 29 de abril de 2024

I've gotta be me


Medio país con el vientre suelto por las noticias de Moncloa, un servidor poniendo velas negras a la neoliberal y peneuvista Consejera de Salud de mi terruño, y al frente, donde el sol debería iluminar radiante el horizonte: el Gran Premio de Miami de F1...

Ahí, quieto parao, con dos avellanitas y un palo, arrogante, mirando como una suegra que observa desde las sombras qué hacen su hijo y su nuera, con un tres por delante en números romanos, pues en caso contrario los norteamericanos se pierden y, lo mismo que piensan que una bañera de plástico con cuatro barcos de recreo recuerda a Mónaco, en un descuido reclaman a los ingleses la paternidad de nuestro deporte y se lía de nuevo como en 1775...

Iniciamos semana de carrera. Desde Shanghai a Miami leo que hay unos 8.242 kilómetros en avión, a los que habrá que sumar otros 5.053 hasta Bolonia (Emilia-Romagna) dentro de trece días, lo que nos pone en que hay que creer mucho, pero mucho mucho, para considerar que esto va de sostenibilidad ahorrando sólo en unidades de potencia y CO2 a pie de pista. 

Entre Shanghai y Bolonia únicamente hay 9.020 kilómetros viajando hacia el Oeste, e ingenuamente pienso en que igual nos podíamos ahorrar el trance de ver a los yanquis en su salsa, disfrutando de un espectáculo único en el mundo que no comprenden si no lo traduce Netflix, en bermudas y chancletas, bien cubiertos de crema solar, rodeados de brilli-brilli, con la correspondiente cap en la cabeza y el teniente Colombo buscando al asesino entre el público, en el que volverá a ganar un holandés feuchón y todo un heptacampéon del Mundo a ver si llega al podio, o se acerca, o lo huele, y donde Ferrari abandona puntualmente el rosso corsa para homenajear los colores de la NART (North American Racing Team) de Luigi Chinetti.

Todo tan cerca y a la vez tan lejos...

Os leo.

1 comentario:

  1. Buenas,
    ... colores de la NART de Luigi Chinetti que, ¡oh casualidad! vaya por dios coinciden con los del nuevo patrocinador HP, azul para mas señas. Qué curiosa coincidencia.

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