Mi preocupación por lo que está sucediendo en Red Bull es similar a la que siento por Kate Middleton y la implicación de la Inteligencia Artificial en las fotografías oficiales de la British Royal Family: nula.
No es que no me guste el salseo, pero sólo para un rato, y eso aceptando que hay mucho cuatrero que se dice comunicador o periodista y vive de estirar chicles previamente monetizados. A la postre, todo esto sólo sirve para saturar el ambiente y salvar el culo, ya que, cuando no se tiene pajolera idea del terreno que pisas pero sigues pretendiendo parecer Gran Kahuna domando olas gigantescas, el recurso a mano sigue siendo poner la oreja en el corrillo del Club del Tercer Gin-Tonic y entresacar de allí noticias con alma hueca, fuegos fatuos adornados con el habitual repertorio de fuentes que han pedido que se proteja su anonimato, o fiables, considerando fiable a cualquiera que es incapaz de contener la lengua cuando ya ha pedido al camarero el cuarto combinado.
A los ingleses les va mucho este tipo de líos, pero el periodismo anglosajón y yo nunca hemos hecho migas. Además está el asunto del tráfico de bulos que se retroalimentan ad nauseam —una auténtica tradición en el paddock—, y, en fin, si el resultado del ataque frontal a Christian Horner para desestabilizar Milton Keynes, consiste en que Oracle Red Bull Racing casi duplica en puntos al segundo clasificado en este inicio de temporada y Max y Checo han firmado dos dobletes en las dos carreras disputadas, como que algo ha fallado en la estrategia.
Sí me inquieta la posición de la posible víctima de los posibles excesos de Horner.
Leo que la han indemnizado a la vez que han prescindido de sus servicios, y, si fuésemos medianamente adultos y no una banda de críos, incluyendo a nuestros poetas del verso, éste debería haber sido el foco de atención desde el primer instante, no las estridencias de Jos, la estabilidad del matrimonio del Director Deportivo o la relación de éste con los propietarios de la marca, las supuestas amenazas de Ford o si Herr Doktor continúa en su cargo o lo mandan definitivamente a tomar por el saco. Ni siquiera la situación de Newey es relevante aquí.
Sé que pido mucho, pero desatender lo realmente importante para centrarse en el ruido sólo está al alcance de genuinos merluzos que hacen de colaboradores necesarios de cualquier tropelía, por un puñado de seguidores y sin siquiera darse cuenta. Tanto por hacer y tanto gilipollas suelto...
Os leo.
Que más se puede decir. Ni caso. Pero no veas como se frotan las manos los de Drive To Survive.
ResponderEliminarTodo cuento.
Hemos viste en este deporte al gerifalte maximo por jerifalte maximo en calzoncillos mientras unas señoras vestidas de nazis le median el lomo. Da la impresion de que este tipo de cosas son un medio valido.
ResponderEliminarNo se como acabara esto, pero si hacemos minimamente caso a la prensa hay una guerra interna en Red Bull bastante fuerte. Deportivamente Red Bull es un roble robustisimo que puede resistir un huracan, pero la experiencia ha demostrado que muchas veces arboles de estos han caido por que estaban podridos por dentro.