He recibido algunos mensajes de condolencia y varios paquetes de kleenex por si me hicieran falta, pero mirad lo triste que estoy por la jugarreta que ha hecho Ferrari a Carlos, que recomendé al madrileño que largara de Maranello allá por el 2 de julio pasado [Sal de ahí, Carlos].
Sobre Sufufu Vasseur y Jonh Elkann hay suficiente material en Nürbu como para que echéis una o dos tardes de entretenimiento, eso sí, si aceptáis el reto acompañaros de buena música, un largo de Number 7 y cualquier vicio que tengáis a mano, ya que por estas cosas me han solido crucificar y hay que celebrar el tamaño de los sapos que van a tener que tragar ahora los defensores del Il Predestinato, el ferrarismo como religión que no admite herejes y la idoneidad del francés para un cargo ejecutivo que le sigue viniendo grande.
Os tengo dicho que llegar pronto a cualquier lado no es una idea que rente mucho, pero miradme hoy, llego tarde y ello me permite remitiros a los textos y opiniones, tanto nacionales como extranjeros, que aluden a lo beneficioso que puede resultar para nuestro compatriota que lo hayan despachado a la vecchia maniera.
En todo caso, he extrañado que nadie haya caído en la cuenta de que Sáinz ya ha cumplido el trámite de sufrir a La Scuderia al menos una vez en su vida profesional, y que tras imponerse por soleares a Leclerc en el primer año de convivencia, a los rossi no les ha quedado otra que romperle las piernas durante dos interminables temporadas. Queda todavía la cuarta, pero veremos, que decía aquél.
Os leo.
Joder, voy a aprender a rezar para que este año gane el mundial. ¡Sería la repolla!
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