Observando los riesgos asumidos en la parte alta de la parrilla, en cuanto a diseño del monoplaza se refiere, obviamente, el VF-24 de Haas se confirma como firme candidato a ocupar una de las dos últimas posiciones esta temporada.
Siendo muy malote casi afirmaría que renovará el puesto de farolillo rojo a pesar de las buenas vibraciones que ha despertado en los pilotos y el recién estrenado Ayao Komatsu, básicamente porque desde que la familia Mazepin fue desterrada del paddock sigue sin observarse ninguna mejoría en el apartado de patrocinio, lo que nos pone en que el dinero va a ser (de nuevo) el Talón de Aquiles de la escudería de Kannapolis/Banbury.
Hombre, son 24 citas programadas y hay previstas 6 carreras Sprint, y así, a pelo, veo bastante complicado que mantengan un ritmo adecuado de evolución, más allá de lo que ya esté fijado antes del verano.
La unidad de potencia Ferrari puede arrastrar perfectamente una carrocería estilo Red Bull que se ha hecho fuerte a partir de las novedades implementadas por el equipo en Austin 2023, pero veo muy escasito el conjunto como para augurarle un buen comportamiento en curvas de radio pequeño y medio, a lo que se suma, que la ganancia de velocidad en recta se debe más a ir muy suelto que a un bajo drag, lo que promete un grado alarmante de inestabilidad en frenada para deleite de Nico y Kevin.
Lógicamente la posición final del VF-24 dependerá de lo que hagan sus rivales directos (Sauber, Alpha Tauri y Williams), pero intuyo que la fiesta, de celebrarse, durará lo que se tarde en consumir la tesorería para este año o hasta que el proyecto 2025 llame a la puerta. Cuestión de prioridades, que dicen.
Os leo.
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