Como todavía hay quien se pregunta qué demonios hacemos yendo a secarrales con nula tradición automovilística, y donde la auténtica F1 es sólo un bonito aroma flotando en el aire, me vais a permitir que recuerde las palabras del Príncipe Mohamed bin Salmán: «Si el sportwashing va a elevar nuestro PIB un 1%, entonces seguiremos haciéndolo...» [El deporte lava la imagen de Arabia Saudí].
No lo he mirado, pero imagino que la Fórmula 1 continúa siendo uno de los principales eventos deportivos globales, obviamente por detrás de los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, y no deja de tener su gracia que los aludidos y nuestra queridísima disciplina, sean a la postre tres gigantescas lavadoras de imagen a cambio de sus buenos dineros, que decimos en Gorliz. ¿Podréis dormir tranquilos? Seguro que ahora sí.
Os leo.
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