El bueno de Adrian

Cada vez que se menciona el apellido Newey muere un gatito, y si se mezcla con atributos como pasión o excelencia, además del minino fallece un hada...

Vivimos tiempos complejos y no soy quien para quitar el juguete a nadie ni para arruinarle la vida, pero no hace mucho, a un piloto le cayó la mundial por afirmar que su equipo y él «luchaban contra Newey, no contra Vettel». 

Bien, opino que nuestro vigente campeón mundial le da bastantes sopas con onda al astro alemán a pesar de tener un título menos. El holandés conduce los monoplazas que diseña el británico y los lleva arriba, muy arriba, pero desde Abu Dhabi 2021 se ha modificado la escaleta que protegía a Sebastian y Lewis, y, escuchando (o leyendo) a quienes tienen idolatrado al Mago de Milton Keynes, da la triste sensación de que cualquiera puede sacar astillas a sus creaciones.

Al bueno de Adrian todo esto se la trae al pairo, seguro, pero no puedo por menos que recordar las palabras de Patrick Allen en sus críticas ante la deriva del deporte: «¿Cuánto tiempo pasará antes de que el director técnico suba al cajón superior del podio, no el piloto?».

No puedo enlazar adecuadamente la noticia de la que he extraído la frase porque ha causado baja en combate [Silverstone Boss has gone on a huge rant about ‘Shit’ Formula One], aunque en esta otra se alude a lo comentado por director de Silverstone en 2015 [La F1 es "una mierda de producto", según el director de Silverstone]. Sea como fuere, los temores de Allen se han concretado. Ha bastado que a Max lo mire de reojo la prensa anglosajona para que, por arte de magia, Fernando Alonso tuviera más razón que un santo en octubre de 2012, aunque no se la dieran, y que a puntito estemos de canonizar al que diseña los vehículos en vez de a quien los conduce a fuego y los lleva a meta.

Os leo.