lunes, 29 de enero de 2024

Girls!


El automovilismo deportivo persevera en su conquista del nicho de consumo femenino, y nada menos que nueve mujeres han participado en la Rolex 24 at Daytona, con mención especial a las cuatro que formaban la tripulación del Lamborghini Huracan GT3 Evo 2, que fueron capaces de acabar la carrera, completándola a 61 vueltas del ganador pero situando su coche en la vigésimo quinta plaza de la general (sexto en su clase, GTD)...

No sabemos cuántos rubios han disputado la cita ni cuántos calvos, ni cuántos pilotos eran de color, ni cuántos homosexuales había en Daytona, ni cuántos conductores tenían 1'63 metros o menos de altura, por citar un puñado de datos que han sido totalmente ignorados, por inservibles, a la hora de apostillar la prueba norteamericana. 

El de las chicas sí resultaba relevante porque puede ser usado para ampliar el número de clientes potenciales y fortalecer su fidelización. 

Mal que queramos somos masa de consumidores y el negocio es más hábil que nosotros, de forma que cualquier historieta se vuelve un motivo de venta en el que nos vemos comprometidos como comerciales sin derecho a nómina ni dietas. 

Hay incluso quien cree que vamos en la buena dirección. Si la mujer siempre ha supuesto una anécdota (sic) —como los rubios, los calvos, los de color, los gays o los que tienen mi estatura o menos—, entra dentro de lo razonable para sus pobres cabecitas que sigan siéndolo, por un lado, y, por otro, resulte legítimo que busquen recuperar el hueco que les corresponde, dando por bueno aquello que escribí cuando anunciaron las W Series FIA: «Que las dejen competir y se midan donde se miden los demás, que a lo peor alguno se lleva una sorpresa. Aunque bien mirado, a lo peor todo consiste en evitar que salte esa sorpresa y, en un descuido, alguien se acabe tragando el Farias y sus prejuicios» [Sólo para señoras].

Tuve suerte, una vez más. Alumbré aquellas líneas en las que subrayaba la palabra gueto antes de que Iron Lynx activara el proyecto Iron Dames, y cito a Wikipedia: «enfocado en apoyar y promover a las mujeres en el deporte del motor». Y bueno, ya han pasado unos añitos y a las W Series les ha seguido la F1 Academy, las articulaciones paritarias en otras disciplinas (moza y mozo al 50%), etcétera, pero el machismo sigue haciendo de las suyas en redes y foros: ¿quién tiene los pechos más grandes?, ¿quién está más buena...? Disculpadme, esto ha estado realmente feo.

En fin, termino. Sigo pensando que haciendo cajitas e inventos para señoras no vamos a ninguna parte, ni siquiera por interés del mercado. La mujer piloto es tan piloto como el conductor masculino, lo que pasa es que goza de infinitas menos posibilidades en la competición y, obviamente, se acaba notando en su desempeño; y, bajo mi humilde punto de vista, esto es lo que hay que cambiar, y dejarnos de pintarlas de lila o rosa y llamarlas girls, y también ahorrarnos las toneladas de condescendencia y paternalismo que usamos cuando hablamos de ellas como si formasen parte de un mundo ajeno al de los chicos.

Os leo.

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