... mayo con las flores

Como en los buenos tiempos, ha sonado la segunda alarma a las 06:20, me he dicho sin abrir los ojos: ¡sólo un poquito más y arriba!, y para cuando he puesto en marcha el centro de mando en el estudio y daba el primer sorbo de café, se acababa de relanzar la carrera...

Gracias a Dios la retransmisión sabe de qué pie cojeamos y cómo colmar nuestros anhelos más básicos, y ha repetido varias veces la salida, la tangana de la curva 1 y el zambombazo de Norris, lo que me ha permitido hacerme una idea general de esas que ayudan a salvar el tipo en redes sociales, donde pierdes puntos de Orgullo Torero a la velocidad del rayo si no has madrugado en ocasión tan señalada —¿qué sería de nuestra triste vida sin un poquito de sacrificio por amor al arte...? Pues eso mismo.

Como hasta Abu Dhabi disponemos de terreno abierto para hablar de un circuito plano de cojones, con menos alicientes incluso que Sochi, con vuestro permiso voy a destacar la algarabía que se ha montado entre las nutridas filas de la tontería nacional e internacional, cuando, comprobando que la carrera ha resultado pasable tirando a buena, ha decidido cantar a capela ¡Lo dijimos!, como si el fin justificara los medios y se pudieran eliminar de un plumazo los abundantes borrones habidos en el fin de semana, como si un reparto anómalo de posiciones durante la clasificación y la temperatura extremadamente fría del piso, no hubieran tenido nada que ver en el buen sabor de boca que nos ha dejado el Gran Premio de Las Vegas. 

¡Nos ha jodido mayo con las flores! Nos gustan las carreras, ¡claro que sí!, por eso quizás, sólo quizás, a muchos nos siguen sobrando las lucecitas, el decorado, las presentaciones a lo Juegos del Hambre y una organización que ha dejado bastante que desear.

Os leo.