domingo, 26 de febrero de 2023

El hombre blanco


Incluso me apetecería volver a calzar las botas de pocero si no lleváramos años en Nürbu señalando al capital árabe como El Dorado al que apuntaba la Fórmula 1, desde mucho antes de que Bernie fuese apartado por Liberty Media.

No, no se trata de que los dólares árabes acaben controlándonos —supongo que ya lo hacen—, todo esto consiste en que ellos se limiten a poner el dinero para que lo gestione el hombre blanco, único ser sobre el planeta Tierra capacitado para llevar nuestro deporte a las más altas cotas del espectáculo y el rendimiento económico. Ben Sulayem ha supuesto el borrón inevitable en el programa, el árabe ingenuo que pensaba que no iba a suceder nada porque un dubaití se alzara con el cayado de mando. Por suerte para todos, God, el dios de los británicos, ya ha enseñado a Mohamed el camino a seguir: por mucha pasta que pongan sus compiyoguis cuando compren el negocio, que acabarán adquiriéndolo, el orden natural de las cosas hará que un inglés blanquito gobierne la máxima disciplina, porque esto es así y porque es bueno para todos, ya sabéis.

Os leo.

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