Alguien está haciendo el idiota

Digo yo que entre el «Shit car» de Lewis Hamilton, el «Estamos cerrando la brecha, no hay duda al respecto, pero los cuatro autos frente a nosotros definitivamente tienen la ventaja de la velocidad» de Russell a primeros de este mismo mes [Mercedes nunca tendrá el coche más rápido en 2022], y el «cada coche es diferente pero si no se regulara ese efecto [marsopeo] a nuestros coches los perjudicaría, de manera que este cambio podría hacer perder ventajas a los Red Bull y a las Ferrari» de ayer tarde [George Russell confía en que Mercedes puede igualar las chances], alguien debería cortarse un poco, no fuese a ser que otro alguien sacara conclusiones equivocadas e hilvanara la aplicación de la nueva normativa para fondos curvados con las advertencias de Toto a mediados de julio: «Creo que la razón por la que las carreras están siendo menos entretenidas es porque hay mucho salto de rendimiento entre los equipos» [Wolff cree que la diferencia entre Ferrari y Red Bull con los demás hace a la Fórmula 1 más aburrida].

Odio los párrafos largos, no sé si lo he comentado últimamente, más si hacen de texto preliminar a la entrada correspondiente. 

En fin, gracias al Hermano Luis, que me tiró a la cabeza los platos de su batería tras una mala actuación (mía), me hice mayor y escribo ahora de puta madre, sobre todo de la vida, o eso dicen, faceta literaria que recomiendo encarecidamente explorar a todos aquellos que siguen negando que la FIA haya beneficiado a Mercedes AMG en detrimento de Red Bull y Ferrari, metiendo mano en el campeonato para que puedan dormir tranquilos los que todavía creen que los números lo significan todo en Fórmula 1.

Hay que tenerlos del tamaño de balones de baloncesto o ser lelo de remate para continuar con la matraca de la excelencia cuando todo esto huele a crap de vaca. 

Brackley ha manipulado el Mundial 2022 haciendo pasillos y despachos, y ya está, es lo que hay, y que Dios reparta suerte y enjuague con Listerine la boca de los idiotas después de soltar sus bobadas para incautos y entregaditos, cuando evitan, además, meterse en charcos preguntado seriamente si Toto Wolff es en verdad lo que necesita nuestra Fórmula 1 en pleno siglo XXI.

Os leo.